Bibliotecas: mirando al pasado y al futuro

Publicado el 07 febrero 2012 por Sfer
No no, no es que me equivocara y celebrara el sexto aniversario de Librosfera cuando en realidad eran cinco.
No. Quien hace cinco es [el ojo fisgón]
Y lo celebra con una entrada que no pueden perderse, y proponiéndonos dos preguntas que... ¡vaya miga tienen las preguntas! Como que llevo varios días dándoles vueltas, a pesar de haber decidido "reescribirlas" un poco (o lo que es lo mismo, en lugar de contestar a las preguntas que Martín quiere que contestemos, contestar a las que a mí me interesa contestar).
Dejándonos de trabalenguas, Martín pregunta...1. ¿Cuáles creen ustedes que son tanto los acontecimientos que más han marcado la evolución del sector del libro como las transformaciones más importantes que éste ha sufrido durante estos cinco años? 2. ¿Cuáles son los retos a los que deberá enfrentarse el sector del libro durante los cinco años que vienen?
... pero una servidora va a contestar a...1. ¿Cuáles creen ustedes que son tanto los acontecimientos que más han marcado la evolución de las bibliotecas públicas como las transformaciones más importantes que éstas han sufrido durante estos cinco años?2. ¿Cuáles son los retos a los que deberán enfrentarse las bibliotecas públicas durante los cinco años que vienen?
... porque ahí sí que creo poder aportar algo a la conversación, y como sé que a Martín también le interesan las bibliotecas, seguro que estará interesado en mi respuesta a esas preguntas. Quizá sea el único, especialmente viendo la extensión de la entrada, pero como este es mi blog, puedo hacer en él lo que me apetezca :-D
[Nota: en las respuestas a las preguntas, aunque diga "bibliotecas", me estoy refiriendo principalmente a las "bibliotecas públicas", que es el sector que más conozco; hace tiempo que no soy usuaria de las bibliotecas universitarias, las bibliotecas escolares no existen en nuestro país, y al no haber estudiado biblioteconomía y documentación desconozco también el funcionamiento y la dinámica de otros centros, así que... cada uno a lo suyo].
Vayamos por la primera pregunta. ¿Qué acontecimientos han marcado la evolución de las bibliotecas públicas en estos últimos cinco años, y qué transformaciones han sufrido?
La web 2.0: en estos últimos cinco años, son múltiples las bibliotecas que han pasado de tener muy poca presencia en línea a subirse al carro de la web social. Primero fueron masivamente los blogs, y ahora Twitter y Facebook, añadiendo la creación de contenido en línea (guías de lectura en issuu, vídeos en youtube, etc...) y también algunos proyectos de creación propia como mapas interactivos con recorridos literarios y cosas así. De todos modos, aunque la presencia de bibliotecas en los servicios de web social se ha multiplicado, creo que pocas han asumido lo que la web 2.0 significa: escuchar y dialogar. Así que no es nada extraño encontrar a bibliotecas monologando solas en la web sin preocuparse de si hay alguien al otro lado, cuando deberían estar saliendo a buscar a los usuarios allá donde ellos se encuentran.
Más colaboración: es la otra cara, la interna, de la web 2.0. La eclosión de las herramientas gratuitas que permiten el trabajo colaborativo (Google Docs, sin ir más lejos) ha permitido a las bibliotecas una colaboración más estrecha y mucho más sencilla. Crear guías de lectura entre varias bibliotecas, compartir el excel de adquisiciones con otras bibliotecas de la misma población para no duplicar fondos de manera innecesaria, calendarios, herramientas, listados de webs recomendadas... hoy en día es mucho más fácil que las bibliotecas compartan su trabajo y así aporten su granito de arena para mejorar la eficacia y la eficiencia de la red de bibliotecas públicas evitando duplicar esfuerzos. Aun así, como en el punto anterior, estamos lejos de un ideal: nos faltan espacios de referencia liderados por instituciones capaces de aglutinar a la mayoría de los agentes implicados: en Barcelona lo ha intentado la Diputación, pero a mi modo de ver ha fallado estrepitosamente porque falta también la "cultura del compartir" en una gran parte del colectivo de trabajadores de las bibliotecas. A veces me sorprendo de lo poco que se usa ni siquiera la lista de distribución de todas las bibliotecas de la provincia de Barcelona que tenemos configurada en el Outlook.
La piratería: nos afecta como a todo el mundo. Mira que nosotros no "vendemos", ni siquiera "alquilamos", es decir... lo que ofrecemos, lo ofrecemos "gratis" (ojo a las comillas: que ya sé que lo pagamos entre todos - pero vamos, igual que TVE y que otras tantas cosas), pero ni así ha habido manera de frenar la caída en los préstamos de material audiovisual, especialmente CD musical y DVD. Estrepitosa, sobre todo la de la música. Es normal, no hay que echarse las manos a la cabeza, pero quizá sí que habría que replantear la compra de estos materiales para sacarles más partido y ofrecer de una vez un servicio de préstamo interbibliotecario potente que incluya material audiovisual. ¿Qué sentido tiene que 20 bibliotecas tengan el último disco de Julianna Barwick, si 18 de los 20 ejemplares van a estar siempre disponibles?
¿Y el libro electrónico?: supongo que muchos esperarán que lo incluya como uno de los acontecimientos que más nos han marcado en estos años, pero en realidad, creo que no ha sido así. En cualquier caso, cuando lo ha hecho ha sido claramente de forma negativa, porque en las pocas ocasiones en las que se ha dignado hacer acto de presencia nos ha hecho perder el oremus e invertir tiempo, esfuerzo y dinero de la manera menos apropiada posible: sin una planificación, sin una estrategia, y simplemente para salir en los periódicos. Algunas bibliotecas se lanzaron a comprar lectores de libros electrónicos, sin tener ni idea de cómo iban a conseguir los contenidos para "rellenarlos" ni del uso que se les iba a dar. Algunos lo solucionaron usándolos solo en algún club de lectura experimental, otros elaborando normativas de préstamo bastante marcianas... experiencias desde mi punto de vista totalmente fallidas. El tiempo que nos hemos pasado admirando el continente lo podríamos haber invertido en contenido, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren. Personalmente, creo que estamos lejos de ver el libro electrónico implantado de forma normalizada en las bibliotecas españolas, y lo encuentro normal, teniendo en cuenta el nivel de implantación que tiene en nuestro país. Además, como ya he comentado en algún otro sitio, hasta que las editoriales no se aclaren entre ellas y con los libreros y los distribuidores, creo que las bibliotecas no podremos entrar en el juego.
Y en eso estábamos cuando llegó la crisis. En realidad esto no sé si incluirlo en los "acontecimientos que han marcado las bibliotecas" o los "retos a los que deberían enfrentarse". Digamos que se encabalga, que es el presente más presente. La tijera también ha llegado a las bibliotecas, no se engañen... lo que pasa es que no salimos por la tele porque no le importamos a demasiadas personas, lo cual me hierve la sangre, porque siempre se oyen los defensores de la sanidad pública, y los defensores de la educación pública, pero ¿cuántos de ellos son usuarios habituales de la biblioteca pública? Creo que todo el mundo debería ser usuario/a activo/a de la biblioteca pública. Para mí es incívico no utilizar la biblioteca pública, y no te digo ya jactarse de ello. Pero me centro, que me voy por las ramas: recortes. Recortes de personal y recortes de todos los presupuestos habidos y por haber: para compra de libros, revistas, CDs, DVDs; para compra de material; y para actividades (menos clubes de lectura moderados por profesionales, menos horas del cuento a cargo de narradores cualificados, menos charlas y conferencias). ¿Resultado? Menor calidad y un retroceso espectacular en el camino que nos separaba de nuestro objetivo: ser un centro cultural, social, de formación, de información, y de ocio, básico para la comunidad.

¿Y a qué retos nos vamos a tener que enfrentar las bibliotecas en el futuro?

Superar la crisis: debería ser lo primero en la lista de tareas. De hecho, lo primero es sobrevivir, y después, una vez haya pasado el ciclón, habrá que evaluar los daños y ver si podemos recuperar lo que habíamos perdido. No será fácil (hay algunos recortes que realmente ponen los pelos de punta y nos sitúan a años de lo que habíamos sido un día, y no digamos ya de lo que las bibliotecas son en otros países - siempre hemos ido a la cola, como en tantas otras cosas). Las bibliotecas hemos conseguido la posición que tenemos porque disponíamos de dinero para comprar las últimas novedades casi al mismo tiempo que salían a la venta en librerías, porque organizábamos actividades gratuitas para los niños y talleres de informática para los mayores, porque eran sitios agradables en los que poder estar sin tener que pagar... Ahora nos quedamos sin dinero para comprar novedades (o compraremos muchas menos) y los recortes de personal (o aunque no recorten: basta con que no cubran las bajas ni sustituyan las jubilaciones y se deshagan del personal no fijo) nos impedirán ofrecer todas las actividades que ofrecíasmos hasta ahora. ¿Seguirán siendo sitios agradables para estar? Pues depende... A nosotros nos ha llevado años que se dieran cuenta de que había que limpiar la tapicería de los sillones, que estaba que daba asquito sentarse en ellos, y no había crisis, así que ahora...
La generación digital: es cuestión de tiempo que la generación digital sea una mayoría en la sociedad. Una generación acostumbrada a que todo lo que necesita está en Internet y que Google tiene todas las respuestas. Pero, ¿es eso cierto? ¿Seguirán las bibliotecas siendo útiles? Por supuesto, yo creo que seguiremos siendo útiles, especialmente...
- ... ayudando a encontrar información, como veníamos haciendo hasta ahora.
- ... seleccionando la información relevante y descartando la que no lo es.
- ... ofreciendo herramientas para orientar a los usuarios en la sociedad digital, especialmente aquellos es riesgo de exclusión.
Pero la utilidad de la biblioteca depende de dos factores. Por un lado, que la propia sociedad crea en ella y se dirija a la biblioteca para resolver sus necesidades; y por otro, que la biblioteca esté ahí (y "ahí" quiere decir cada vez más lugares, lugares físicos y también virtuales: twitter, facebook, foros, chats...), escuchando para poder intervenir cuando se la necesita. Y esto me sirve para enlazar con el siguiente punto vital en los próximos años...
El marketing de nuestros servicios: siempre se nos ha dado fatal vender lo que hacemos, el potencial de nuestros servicios, todo lo que podemos ofrecer. Es increíble, pero hay muchísima gente que NO SABE lo que puede conseguir en una biblioteca. Gente que...
- ... se sorprende de la cantidad de DVDs que hay en las bibliotecas.
- ... no sabe que se puede llevar 30 documentos a casa en préstamo durante 30 días.
- ... no sabe que el préstamo interbibliotecario (traer un documento de otra biblioteca) es posible y, en muchos casos gratuito (que las bibliotecas de la ciudad de Barcelona lo hayan implementado - aunque solo para libros - de tapadillo, sin hacer ningún tipo de publicidad, me parece fatal).
- ... no sabe que disponemos de wifi y PCs de uso público (también gratuitos, por supuesto).
- ... no sabe que muchos libros están disponibles en las bibliotecas casi al mismo tiempo que en las librerías (y en ocasiones, sin el casi: los primeros ejemplares que se vendieron del último libro de Ruiz Zafón en muchas librerías los compraron bibliotecari@s).
Durante años hemos tenido un servicio de impresión de diarios de todo el mundo que ahora ha caído con la crisis y por el poco uso que se le daba, pero... ¿si no llevamos esa información a los usuarios que podrían estar interesados en recibirla - en este caso claramente el colectivo inmigrante -, cómo van a demandar el servicio? Tenemos que ponernos las pilas con el marketing para que la sociedad, y especialmente la generación digital, sepa qué podemos ofrecer. Siempre nos hemos jactado de ser proactivos, pero creo que en este aspecto nunca lo hemos acabado de conseguir.
Gestión del personal: como buena administración pública que somos, se damos pena gestionando el potencial del personal que tenemos a nuestra disposición, y creo que debería ser una prioridad encontrar la fórmula para sacarle más partido. Nos creemos que una biblioteca debe ser necesariamente una democracia (¡salvando las jerarquías, por supuesto, eso no lo perdamos nunca de vista!), pero desde mi punto de vista, creer que todos somos iguales es una equivocación flagrante que lo único que consigue es matar la creatividad, la motivación y las ganas de innovar de aquellos que la tienen, que no son todos. En una biblioteca el personal debería adecuarse a determinados perfiles (trabajador social, informático, community manager, documentalista, educador...) y también la contratación de nuevas personas debería hacerse de acuerdo a un determinado perfil. El colectivo bibliotecario tiene mucho miedo del intrusismo laboral, pero es que creo que para trabajar en una biblioteca pública, muchas veces lo último que se necesita es haber estudiado biblioteconomía y documentación... Creo que de los cuatro "retos" que propongo es el más difícil, precisamente porque la gestión del "personal público" no depende únicamente de las bibliotecas, sino en su mayoría de entes locales (ayuntamientos, diputaciones...), pero creo que deben empezar a buscarse fórmulas YA para hacer que la biblioteca se parezca más a una empresa que a un departamento burocrático de una administración pública, al menos en lo que a organización interna se refiere.
Cuatro apuntes del pasado reciente y cuatro retos para un futuro inmediato.
Me dejo muchas cosas en el tintero - lo mucho que ha significado, por ejemplo, dejar atrás el antiguo programa de gestión que utilizábamos, VTLS, y adoptar el nuevo Millennium; o lo importante que va a ser en el futuro más próximo que la biblioteca esté ahí, físicamente, para las personas en riesgo de exclusión (social, económica, tecnológica...) -, y probablemente otros pensarán que las prioridades deben estar en otra parte (el tema de los libros electrónicos seguramente resulte básico para muchos; yo no lo veo así). No deja de ser una opinión muy personal de alguien que, como dije al principio, no ha estudiado biblioteconomía, pero sí que intenta mantenerse informada y tener una opinión y una visión sobre quienes somos y hacia vamos.
Espero, Martín (esta entrada va por ti: ¡no sé si habra alguien más que haya tenido la paciencia de llegar hasta aquí abajo!), que estas reflexiones te hayan resultado interesantes, y que "aguantemos" cinco años más para volver a encontrarnos en 2017 y poder revisar nuestras previsiones y ver qué sorpresas nos ha deparado la historia :-)