Bibliotecomanía - Cuidando tus libros (II)

Publicado el 13 abril 2015 por Gica

Hoy voy a terminar la entrada que dejé a medias el mes pasado sobre el cuidado de los libros, o eso espero. Vamos con lo que queda en la lista :)

Manos negras, páginas negras

Vuestras madres quizás os obligaban a lavaros las manos para comer, pero seguro que nadie lo hizo nunca para leer. Sin embargo, la suciedad es uno de los mayores enemigos de los libros, si no el mayor. Un libro con los cantos amarilleados por el tiempo o el sol da aspecto de viejo, pero un libro con cantos o páginas ennegrecidas o llenas de dedazos o manchas da un poco de grima, y los hongos e insectos lo miran con ojos golosos.

No es poca la gente que pica algo o bebe en ocasiones mientras lee, pero nosotros lo hacemos casi por defecto durante cada partida. Nuestros libros están expuestos al riesgo constante de ser manoseados por manos pringosas (grasa de patatas fritas, chocolate de donettes, queso de pizza... mmmm, pizzaaaaaa), o a recibir una ducha de refresco o cerveza. Esta parte, la verdad, es difícil de evitar. Tampoco vamos a tener los libros metidos en una urna, después de todo son para jugar. A pesar de todo, cuesta realmente poco tener una servilleta a mano para limpiarse las manos, o dejar la bebida y la comida lo más razonablemente apartadas de los libros mientras jugamos. Las manchas de comida deterioran la salud del libro, favorecen la proliferación de hongos y mohos y, en definitiva, lo dejan hecho una pena. Para ellos no aplica aquello de que si se mancha la ficha, el pj sobrevive; si un libro se mancha, su esperanza de vida disminuye.

Ah, y chuparse el dedo para pasar la página es una cerdada. Tal y como suena xD Os exponéis no sólo a manchar el libro, sino también a pillar cualquier enfermedad que tuviera el anterior que lo hubiera hecho o tocado, o alguna cosa peor. Palabra de fray Jorge de Burgos.

Dicho esto, ¿se pueden "arreglar" las manchas de grasa en los libros?. Pues aparte de las soluciones profesionales, podéis probar lo siguiente: cubrir la mancha con un poco de talco, dejarlo actuar unos 15 minutos, y luego pasarle una plancha caliente (sin vapor) por encima, utilizando entre la plancha y la mancha un papel secante. Comprobado que funciona relativamente bien, aunque sigue quedando algo de cerco, y sólo cuando la mancha es reciente. Si lleva años ahí ya no la vais a desahuciar, ponedle un nombre y saludadla al pasar xD

¿Y para los libros mojados?. Pues, si el accidente acaba de ocurrir, podéis armaros de paciencia y una plancha caliente (de nuevo, sin vapor) y un papel secante, e ir hoja por hoja planchando las páginas contra una superficie plana. No van a quedar como el primer día, eso seguro, pero puede que evites que queden totalmente arrugadas. Hacerlo es trabajoso, y hay que tener cuidado para no rasgar el papel mojado ni tampoco quemarlo.

Lo que nunca he probado hasta la fecha es tratar de planchar un libro que se mojase hace tiempo. En teoría, humedeciendo un poco la página se podría repetir el mismo proceso, pero es posible que el papel ya esté algo endeble y el resultado no sea el esperado.


Es recomendable que tengáis los libros en una estantería que no reciba luz directa del sol, ya que ésta quema el papel y los colores. Lo habéis visto mil veces en las marquesinas de los cines, en los anuncios de carretera o en los escaparates de las tiendas, y en casa pasa lo mismo: normalmente todo se convierte en tonos de azul. Como con lo de escribir encima, que lo comento más adelante, los desperfectos son básicamente estéticos, perdiendo el color original las portadas y tornándose amarillos los cantos de las páginas, pero a la larga también el papel se vuelve más quebradizo al perder la elasticidad y la humedad normales del material.

Escribir sobre las cubiertas


Otra malísima costumbre que muchos roleros tenemos es escribir notas o rellenar fichas utilizando el propio manual como apoyo. He visto libros en los que cualquier detective de novela, o miembro del CSI (ya sea las Vegas, Miami o Nueva York), podría encontrar pruebas haciendo el truco del lápiz sobre ellos.

Esto "sólo" causa daños estéticos en el libro, pero causará que tengáis muchas menos posibilidades de recuperar parte de vuestra inversión inicial en caso de que algún día los pretendáis vender. En cualquier caso, yo prefiero ver el libro bien a verlo mal, y será que no hay carpetas o cuadernos a mano para ponernos a escribir justo encima de él. Allá cada uno.

Usad marcapáginas adecuados

Los mejores marcapáginas son de papel o cartón fino, pero no siempre los tenemos a mano, ¿verdad?. Las notas adhesivas, tipo post-it, son bastante socorridas, pero el adhesivo puede marchar la página al cabo del tiempo. Si usáis objetos con volumen, como por ejemplo un boli o un lápiz, y dejáis el libro cerrado, el peso de las páginas forzará la encuadernación y la acabará aflojando y rompiendo, además de dejar marcas o arrugas en la página que habéis dejado marcada. De hecho, la dejaréis marcada como pretendíais, si, y quizá para siempre.

Leer sin forzar la encuadernación

¿Quiénes no habéis escuchado el lastimero crujido de un libro al abrirlo de par en par?. Es complicado no caer en esto, sobretodo quizá los narradores/masters, ya que solemos tener el libro abierto para consultar la ficha del pnj con el que los jugadores se están zurrando, o el plano del dungeon, por mencionar algunos ejemplos. Abrir un libro en 180º, a menos que tenga una encuadernación muy buena (y hay que decir que, aunque esto ha ido mejorando con los años, en general la mayoría de los suplementos de rol no la tienen) es garantía de que en el futuro tendrás las páginas sueltas.

La ubicación de la estantería


Y ya está. Lo cierto es que la mayoría de las cosas que os he contado son bastante lógicas, y realmente decirlas es hasta un poco absurdo, pero ya que me ponía en plan bibliotecario no quería dejarme nada en el tintero, aunque a buen seguro algo se me habrá olvidado. Es tradición :)

Espero que os haya parecido interesante y, sobretodo, espero que algo de todo ello os ayude a tener vuestros libros en buenas condiciones para seguir disfrutando de ellos hasta la tercera edad y más allá.