Bienvenido

Por Jerjes Ascanio

Camino hasta toparse con el hotel. Alquilo una habitación y se echo en la mugrienta cama, víctima de convulsiones y terribles remordimientos.
El hotel, era una casa antigua rodeada por dos edificios de obreros de algo más de veinte metros de altura. Por eso las habitaciones no necesitaban persianas. Allí siempre era de noche.
Mantenía permanentemente un olor húmedo y una temperatura más o menos fresca. La cobija de la cama era gruesa y peluda. Causaba picor si el huésped se novia demasiado.
Con los ojos en lo que se suponía era el techo, pues no había más que oscuridad, el se mantenía pensando, pensando, pensando.
Era un monstruo, eso lo reconocía. Pero más le atormentaban las contradicciones de su alma.
Hablar con dios se le estaba tornando destructivo. Eso de obrar de forma tan malvada guiado por las revelaciones de un ser que se suponía justo y benévolo.
Nada de eso era fácil de asimilar. Se repetía, estoy loco, una y otra vez. Ese dios podía ser muy bien el diablo o algo peor.
Para él, dios se le había convertido en un ser caótico y burlón. Que no reconocía las fronteras entre el bien y el mal. Que jugaba con su vida al permitirle ver y oír una realidad que le era negada a otros.
Lo cierto del caso es que él era un ser conflictivo, casi al punto del autismo, su vida social siempre fue un asco.
No sabía comunicarse y, mucho menos, asimilar el mundo exterior...