Una Supercopa de España ganada con menos merecimiento del habitual, una Supercopa de Europa ganada con más tranquilidad de la prevista, una goleada con exhibición incluida ante un rival de Champions, dos fichajes y un canterazo de primera fila que han elevado considerablemente el nivel de la plantilla, pero sobre todo el absurdo e interesado debate de La liga de mierda en esta Liga de la mierda, han hecho creer a todo el barcelonismo que esta Liga va a ser un paseo en todos los partidos, y que sólo los duelos directos con el eterno rival decidirán el campeón.
Y el primer tiempo de hoy no hizo sino acrecentar esa sensación de superioridad e imbatibilidad, de jugar una Liga diferente a casi el resto, ante una Real Sociedad que se suicidó con una defensa en línea adelantada y sin presión alguna sobre los que la tenían que romper con un simple pase (Xavi, Cesc y Thiago). Sólo en los primeros diez minutos el Barça ya ganaba 0 a 2, en sus dos primeras aproximaciones. Nadie se acordaba entonces de la alineación que presentó Pep, ni del virus FIFA, ni del villarato, ni de nada. El Barça estaba por encima de la realidad, y ni nada ni nadie podría con él.
Y esa fue la sensación al descanso, que el 0 a 2, a poco que al linier que cubría el ataque culé no le hubiera podido la presión de la grada tras los dos primeros goles, el resultado hubiese sido aún mayor. Y a poco que el Barça hubiese dejado de pensar que el partido ya estaba ganado, también.
Pero en la segunda parte, en sólo dos minutos, el equipo sacó las pocas miserias que tiene, que son muy pocas, pero que las hay. La primera, el sentimiento de inmortalidad, que les ha hecho no sentenciar el partido. La segunda, el centro de la defensa.
El experimento de Busquets como central ya dura unos cuantos partidos, pero excepto en el día del Villarreal donde no atacó nadie, no ha funcionado ni esta temporada ni la anterior. Quizás es hora de situarlo ya de medio centro. Y aunque Fontàs es un canterazo que está empezando y hay que darle confianza, ponerlo al lado de alguien que no la transmite, no le ayuda. Personalmente, todo lo que no sea Piqué, Mascherano, Puyol o Abidal en el centro, de momento, no me transmite seguridad.
A ello se le ha unido Villa, que a su más que gris partido tras la lesión de Alexis, ha contribuido al regalo colectivo con una asistencia inexplicable que ha supuesto la jugada del empate a dos.
Y a partir de ese empate, cuando el Barça normalmente hubiese apretado, simplemente no había gasolina. Como sucediera hace justo un año ante el Hércules, de nuevo tras el secuestro de dos semanas de los internacionales para pasearlos por Bangladesh, Suiza y destinos mundiales varios. La consecuencia del virus FIFA: un empate y un jugador lesionado.
Pero el Barça ha perdido, perdón, empatado, única y exclusivamente por sus méritos. Con la misma alineación de Pep que algunos critican a posteriori, el equipo había dado un repaso a la Real Sociedad y dominaba el partido y el marcador con suma facilidad. Sólo fue el creerse por encima del bien y del mal, el creerse imbatibles, el creerse el discurso de La Liga de mierda, el que ha hecho que hoy no se ganara.
Bienvenidos al mundo real.
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