Big Eyes (2014)

Publicado el 26 diciembre 2014 por Rugoleor @rugoleor

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Biopic dramático centrado en el despertar de la pintora Margaret Keane (Amy Adams), conocida sobre todo por los grandes ojos de las mujeres y niños que aparecen en sus cuadros. La película narra su éxito en la década de los cincuenta y los problemas que tuvo con su marido Walter (Christoph Waltz), quien reclamó la autoría de sus trabajos en los sesenta. Todo ello bajo el particular prisma del director Tim Burton.

Calificación: 6,603.

Tráiler de la Película

Ficha

Título Original: Big Eyes.
Director: Tim Burton.
Guionistas: Scott Alexander, Larry Karaszewski.
Actores: Amy Adams, Christoph Waltz, Krysten Ritter, Danny Huston, Jason Schwartzman, Terence Stamp, Jon Polito, Elisabetta Fantone, James Saito, Guido Furlani, Delaney Raye, Madeleine Arthur, Emily Bruhn, Alan MacFarlane, Tony Alcantar.
Productores: Scott Alexander, Tim Burton, Lynette Howell, Larry Karaszewski.
Fotografía: Bruno Delbonnel.
Música: Danny Elfman.
Montaje: JC Bond.
Diseño de Producción: Rick Heinrichs.
Diseño de Vestuario: Colleen Atwood.
Países: Estados Unidos, Canadá.
Lugares de Rodaje: Vancouver (Canadá); Bristol (Reino Unido); San Francisco, Hawaii (Estados Unidos).
Fechas de Rodaje: Julio de 2013.
Año: 2014.
Duración: 106 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 7 años.
Género: Biográfica, Drama.
Estreno: 25-12-2014.
DVD (Venta):
Distribuidora: eOne Films Spain.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 42.708.
Recaudación: 291.256,66 €.

Crítica

26-12-2014 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA

Los ojos dejan huella

Con “Big Eyes”, Tim Burton nos ofrece una inusual biografía, basada en las relaciones de una desconcertante pintora ‘kitsch’, sojuzgada por su marido, un farsante de mucho cuidado. Peculiares personajes encarnados con sutil ironía por Amy Adams y Christoph Waltz, dispuestos a demostrar una vez más su indiscutible talento. Desquiciados seres humanos recreados por el autor de “Eduardo Manostijeras” (1990) de forma tan malévola como los lienzos que aparecen en la película, caracterizados por niñas de enormes ojos oscuros. Con lo cual es fácil llegar a la conclusión de que, si que la cara es el espejo del alma, los ojos son sus delatores.

Si el cine es el arte que mejor permite detectar la melodía de la mirada, Burton lo prueba a pies juntillas, vista y comprobada la manera con la que retrata a dos sujetos inclasificables, con su tono de fábula gótica, ambientada en la acomodaticia sociedad yanqui de los años 60. A partir de ahí, el fraude artístico y el abuso de poder son los dos ejes sobre los que pivota el filme, ribeteado por lo sórdido de unas relaciones matrimoniales devastadoras, donde se insertan asimismo disgresiones siniestras, propias de un experto en danzas macabras.

El reconocimiento artístico también cuenta en esta película de contrastes, puesto que las situaciones que se describen tienen la apariencia de una balsa de aceite. Pueden ocurrir los mayores desastres y a nadie se le mueve un pelo. La precisa descripción de la acción, la simplicidad de los diálogos y la definición de los personajes con cuatro pinceladas marcan la pauta. El espectador recorre imagen tras imagen, cuadro tras cuadro, y algo se encoge. Un extraño sabor en la boca nos anuncia la inminencia de la catástrofe, pero parece que nada ocurre. Cuando salimos al exterior, parece que nuestro mundo ha cambiado de aspecto. Nuestra mirada es también diferente.