En una pequeña recorrida un día Sábado por la tarde me pude encontrar con estos habitués de la reserva estrenando posaderos.
El Biguá de la derecha todavía presenta algo del plumaje nupcial, pueden ver la mancha blanca que bordea el pico en la cara.
Con la última creciente del Rió Paraná se modificó un poco el paisaje de la reserva del Arroyo Itá, gran cantidad de plantas acuáticas fueron arrastradas por la corriente del río al igual que troncos de gran tamaño. Al llegar los mismos a la desembocadura del arroyo fueron recibidos por el viento norte que se encargó de depositar todo este material aguas arriba pasando el puente de la Avenida Urquiza, se renovaron los posaderos y la superficie del agua volvió a cubrirse de un gran manto verde que servirá de refugio a las aves que habitan este sector de la ciudad.
En una pequeña recorrida un día Sábado por la tarde me pude encontrar con estos habitués de la reserva estrenando posaderos.
El Biguá de la derecha todavía presenta algo del plumaje nupcial, pueden ver la mancha blanca que bordea el pico en la cara.
En una pequeña recorrida un día Sábado por la tarde me pude encontrar con estos habitués de la reserva estrenando posaderos.
El Biguá de la derecha todavía presenta algo del plumaje nupcial, pueden ver la mancha blanca que bordea el pico en la cara.