Este fin de semana, tachán-tachán, se celebra una reunión privada de las importantes. En Sitges, en un hotel de cinco estrellas (porque no hay de 10), estos muchachos, todos ellos muy importantes, se reúnen a jugar al palé –perdonen que no lo llame monopoly, es el nombre antiguo y yo lo conocí así—, y allí deciden cómo va a ser esta maravilla de mundo en el que vivimos, hecho a su imagen y semejanza.
Ellos, gente importantísima, muy preocupada por todos nosotros, los responsables de esta crisis que nos está ennobleciendo, hablarán en privado de lo que no se atreven a decir en público. Pero nos enteraremos, vaya que nos enteraremos, por sus obras los conoceréis y ahí es donde vendrán los llantos.
Actúan escondidos, de incognito, en secreto, como las sectas peligrosas, como hacen los mafiosos. Deciden como va a ser el mundo en los próximos años, y compran y venden a costa de los demás, al mejor postor. Allí están, todos juntitos, entregados a una tarea gloriosa: Apoyarse entre sí, y decidir qué hacer para seguir mandando.
Estos chicos y chicas de currículos magníficos, llenos de matrículas de honor y de horror, jugadores de golf empedernidos, estos muchachos y muchachas piadosos capaces de sembrar el terror cuando toman decisiones; estos lumbreras que han sido y son la flor y nata de una tarta podrida. videntes de pacotilla, estos son los que mueven este mundo.
Pero además de que cada decisión suya nos cueste sangre sudor y lágrimas a los plebeyos, tienen una cara que se la pisan. Una reunión privada, secreta, de un club peligroso y resulta que les estamos pagando la seguridad. Ni más ni menos que 600.000 euros –100 millones de las antiguas pesetas—, a costa del contribuyente catalán, porque paga la Generalitat. Seguramente no tienen dinero para pagársela ellos. ¿Es que no van siempre rodeados de guardaespaldas y de medidas de seguridad? Será por lo que les ha afectado la crisis. Mientras, la Generalitat que tiene superávit se puede permitir estos dispendios.
Por cierto entre estos intelectuales de talla están, por ejemplo, la reina Sofía –cuyas aportaciones creo que son de primera magnitud—, Solbes, Trichet, Rumsfeld, Kissinger, Cebrián y Rockefeller, entre otros. Vamos gente de primera calidad, de solvencia reconocida… en hundir el mundo. Profesionales de la vagancia, la infamia, la arrogancia, la guerra y las crisis financieras.