Bill Laimbeer: la esencia de los “Bad Boys”

Publicado el 21 febrero 2013 por Davidmaldini @ConDdeDeporte

Durante los años 89 y 90, los Detroit Pistons consiguieron hacerse con dos anillos en dos temporadas consecutivas (lo que se conoce como “back to back”) gracias a un equipo que si bien no puede decirse que careciese de calidad y técnica, destacó más en la faceta defensiva, que a su vez se caracterizaba por ser agresiva, dura e incluso a veces, antideportiva. Todo ello dio lugar a que a ese equipo se le conociese, y pasase a la historia, con el sobrenombre de los “Bad Boys”, un equipo liderado por el talento de Isiah Thomas, pero que contaba también con grandes jugadores como Joe Dumars, Dennis Rodman, Mark Aguirre, y sobretodo, Bill Laimbeer. Y decimos sobre todo, porque como reza el titulo del artículo, Bill Laimbeer era el alma-máter de lo que llevó a ese equipo a ser conocido bajo los “Bad Boys”.

Bill Laimbeer (19 de Mayo de 1957) fue un pivot de 2,12cm, que jugó durante cuatro años en la Universidad de Notre Dame, pero que sin embargo no obtuvo unos números muy destacados. Eso hizo que su elección en el Draft del 79 (el mismo que Magic Johnson) fuera muy baja, elegido en la 3ª ronda, en el puesto 65, por los Cleveland Cavaliers.

Sabedor de que por su posición en el Draft casi no dispondría de minutos, Laimbeer decidió jugar una temporada en la Lega Italiana, en el Pinti Inox de Brescia, en la que promediaría 20 puntos y 12 rebotes. Al año siguiente volvería a los Cavs, donde si bien dispuso de minutos, su impacto en el juego no fue el esperado por lo que en su segunda temporada, año 1982, decidieron traspasarlo a los Pistons.

Y aquí se empezó a escribir la verdadera historia de Laimbeer y la base de los Pistons que daría lugar a los “Bad Boys”, ya que ese año encontrábamos a Thomas, Dumars, Mahorn y al propio Laimbeer, que dio un salto cualitativo en su juego, llegando a tener temporadas con promedios de 17 puntos, 12 rebotes, 1 tapón y 2 asistencias. Además demostró un gran lanzamiento exterior (con 32% de TC3 en su carrera), ser un gran reboteador (en 1986 fue el máximo reboteador) y por una gran habilidad para plantarse en la canasta y sacar la falta en ataque del contrario.

Pero donde destacó, y por lo que pasará a la historia de la NBA Bill Laimbeer, es por ser (quizás) el jugador más provocativo y odiado por las demás canchas de baloncesto de la Liga, al mismo tiempo que era amado y querido en la Motown.

 

Laimbeer era duro, muy duro, y sobre todo expeditivo. Le encantaba desquiciar a los rivales, mediante codazos, empujones, manotazos, puñetazos, sacar de quicio a la grada del equipo contrario etc. Tuvo numerosas peleas con grandes estrellas de la liga, como Michael Jordan, Larry Bird y en especial una con Charles Barkley, que luego “rememorarían” en la comedia “Hot Shot”. Junto con Mahorn (otro jugador de “armas tomar”), se convirtieron en uno de los juegos interiores más duros que ha conocido la historia del baloncesto, en la que una entrada a canasta era una osadía.

Isiah Thomas, en una entrevista comentó de él: “Yo no diría que los fans le odian, ellos le quieren y le odian. Es un relación amor-odio. Aunque si te digo la verdad, si yo no conociese a Bill, a mí no me gustaría tampoco”

Aun así, la calidad como jugador de Laimbeer era incuestionable, lo que le permitió ser cuatro veces All-Star y ganador de dos anillos con los Pistons frente a los Lakers del “Showtime” y frente a Portland siendo parte fundamental de la victoria, lo que llevó a retirar el número 40 de su camiseta. Además, es el máximo reboteador en la historia de la franquicia y se retiró en 1994, con más de 10.000 puntos y 10.000 rebotes.

Sin embargo, la conexión Laimbeer-Baloncesto no terminaría aquí. En 2002 decide entrenar al equipo de la WNBA de Detroit, los Detroit Shock, a los cuales en 2003 haría ganadores del anillo, lo que por aquel entonces sólo habían conseguido Los Angeles Spark y los Houston Comets. Además, para más inri, esos Shock pasaron de ser los últimos a ganar el anillo en tan solo una temporada.

Para terminar, dejaremos una frase que marca el espíritu competitivo y de adaptación de Laimbeer para hacerse un hueco en la élite, y que concedió a la revista Sport Illustrated: “En cuanto a los pívots, yo no soy un Moses [Malone] o un Kareem [Abdul-Jabbar], pero estoy intentando ser el mejor del resto”

JAVIER ALCANTARA TELLEZ