Te echo de menos. Te echo de menos todos los días de mi vida.
Todos te echamos de menos.
Ha sido muy duro vivir estos días sin ti. Por mucho que nos enfadáramos o por mucho que el otro nos sacará de quicio, nunca quise que no estuvieras aquí.
Es gracioso porque todos lados te felicitan como si tuvieras ganas de celebrar algo.
Todos esperan que celebres y superes. Porque el dolor ajeno es muy molesto y nadie quiere sentir remordimiento por no querer soportar el dolor de otro.
Son muy egoístas.
Y a veces me entra la vena hija de puta y pienso que ojalá todos supieran lo que es sentir este vacío, que esto no es comparable a que se te muera un tío o un familiar cualquiera. No, es quitarte un trozo de ti y saber que jamás lo vas a volver a ver. Es alguien que tendría que haber cuidado de tus hijos como si fueran suyos por que los habría querido más que a ti. Pero no puedo desearle este dolor a nadie.
Es alguien que algún momento debió llorarte a ti y no tu a ella.
Es un dolor que no conoce de horas ni de superar.
Es un dolor con el que se vive de por mí y para el que nadie vende billete solo de huida.
Te quiero todos los días de mi vida. Te extraño todos los días de mi vida.
Feliz Navidad mi niña.
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