Para un personaje para el cual el glifosato, quizás el mayor peligro en materia de salud que exista en su provincia, "es un producto que puede convivir perfectamente con el uso racional y la protección de la salud", por lo que corresponde "desmitificar sobre las cuestiones tóxicas de ese producto" (LT8, 25/2), el alegato escuchado en el Garrahan en defensa de la salud pública debería suscitar más de una duda.
El Ministerio de Salud de Santa Fe produjo, en abril de este año, un informe oficial pensado -presumiblemente- para la campaña electoral. Lo que fue concebido como una elegía a la gestión "socialista" descorre el velo sobre la situación sanitaria en Santa Fe. Allí se reconoce, por ejemplo, las desigualdades enormes en la cantidad de pacientes afectados por infecciones respiratorias agudas, comparando departamentos como Vera -uno de los corazones de la explotación de la soja en el norte de la provincia (7.654 casos en 2010 contra 1.085 en 2008) o San Lorenzo (2.792 casos en 2010, 4.457 en 2009)- el centro del polo aceitero, una de las zonas de mayor índice de contaminación -con Rosario (2.846 en 2010, siendo una concentración mucho mayor). "Cabe destacar las grandes diferencias entra las tasas notificadas por los diferentes departamentos" -dice el informe- "al comparar los datos de Rosario y San Lorenzo, donde dos aglomerados eminentemente urbanos y muy próximos entre sí presentan tasas muy diferentes" o el caso de Vera, "donde el incremento entre 2008 y 2009 es de aproximadamente siete veces". La conclusión del ministerio es matar al mensajero: "es muy probable que las cifras (desiguales) reflejen tanto diferentes tasas de notificación como heterogeneidad en los criterios diagnósticos". Es decir que no existe para el relevamiento de pacientes ni siquiera un criterio en común, compatibilizado a escala de toda la provincia, lo que convierte al Informe en una joda.
Allí se informa que la tuberculosis, una enfermedad clásica de la pobreza, tuvo tasas en 2009 a nivel de las mayores del país en cinco departamentos, entre ellos Rosario, pero no brinda datos sobre su evolución hacia atrás.
Las estadísticas que no están
En el mismo reportaje de LT8 y ante las denuncias acerca de malformaciones y problemas en la salud provocadas por la utilización de los agrotóxicos en el campo, Binner dijo que "surgen siempre denuncias de que hay más casos de cáncer, y si vamos a las estadísticas eso no está".
¿No está o no existen? El último acápite del Informe del Ministerio de Salud está reservado, justamente, a las enfermedades provenientes de los cambios "en el medio ambiente y la ecología". El informe reconoce que las denuncias recibidas "cada vez con mayor frecuencia" llevaron al gobierno a constituir en 2010 "un Comité Técnico Interministerial de Salud Ambiental", que se dedicó a abordar esta "problemática", expresada en casos de cáncer en las localidades de Frontera, Arroyo Seco, Fray Luis Beltrán, Carcarañá -en estos últimos, dos casos por "potenciales" contaminantes industriales y agroquímicos, de intoxicación plúmbica por la fábrica de baterías en las localidades de Granadero y Piñero, de "enfermedad" a raíz de fumigaciones en la localidad de San Jorge y de intoxicación con piretroides de uso agrícola en Ibarlucea, de muerte de choferes de camiones en playa de camiones en localidad de Puerto General San Martín por "posible" intoxicación con fosfina. La Comisión se limita a advertir sobre la "heterogeneidad" de estos casos, lo que plantea "abordajes diferentes", y reconocer que "la mayoría" de las denuncias provienen de "grupos de vecinos". Pero, ¿en qué estadística figuran estos casos? ¿O acaso cien años atrás los barones de la minería no negaban la existencia de la silicosis, que tiene un largo proceso de gestación? Binner omite decir que el daño de salud de los agrotóxicos está probado -con múltiples manifestaciones- y que en Santa Fe, la provincia en la que el polo aceitero y la explotación de la soja crean una de las combinaciones ambientales más explosivas, no existe siquiera un seguimiento diferenciado de las poblaciones expuestas. Es decir, la política frente a la salud ambiental la dicta Monsanto.
El resto del "ejemplo"
Por lo demás:
a) Santa Fe es una de las provincias con menos camas de internación. Entre estatales y privadas, suman tres por cada 1.000 habitantes, mientras que en Capital hay siete y en Córdoba 5,9 (La Capital, 3/7 y/o 4/7);
b) ha preservado íntegramente la precarización laboral proveniente de la década del ’90, ya que conservó todas las formas de contratación que venían aplicando los gobiernos del PJ: emergencias, interinos, monotributistas, eventuales y pasantes;
c) por la misma razón, bloquea el nombramiento de enfermeros o profesionales en planta permanente con un resultado perverso: la precarización con sueldos bajos y cobros salteados provoca la falta de postulantes en Enfermería. Santa Fe tiene sólo 1,55 enfermeros cada 1.000 habitantes, mientras la OMS recomienda al menos ocho enfermeros (Rosario 12, 28/6);
d) los salarios "dignos" de los trabajadores no médicos rondan los 3.300-3.500 pesos.
La construcción de hospitales de alta complejidad (cinco) y mediana (tres) es utilizada para ocultar esta realidad -y, en algunos casos, no han puesto siquiera la piedra fundamental. Como es el caso de los centros de atención primaria, muchos de los cuales ya existían y simplemente han sido recauchutados.
Estos no son "socialistas", son impostores. Luchadores de la CTA, ¿se puede perder el voto una vez más?
Christian Rath