Un biocombustible o biocarburante básicamente se pueden definir como combustibles procedentes de la biomasa. ¿Pero es correcta esta nomenclatura? ¿Estamos ante otro caso de greenwashing o publicidad ecológica engañosa?
En un principio hay muchos autores que prefieren referirse a ellos como agrocombustibles, puesto que el prefijo bio-, por lo menos en Europa, hace referencia a productos procedentes de la agroecológia, donde esta prohibido utilizar productos de síntesis artificial (agrotóxicos, abonos químicos…) a la vez que también se prohíbe el cultivo de variedades transgénicas, practicas utilizadas en la producción de la biomasa destinada a la elaboración de los agrocombustibles.
¿por qué los llaman ecológicos cuando no lo son?
Entonces parece lógico pensar que estamos ante otro ejemplo de greenwashing, relacionar y atribuir características ecológicas que no posee un producto convencional, con el fin de aprovecharse de las bondades y buena imagen que proporcionan los productos bio.
El engaño se hace más evidente si profundizamos un poco más en la elaboración, usos y residuos que generan.Y es que los mal llamados biocombustibles, en un principio, se presentan como una alternativa sostenible y renovable frente a los combustibles fósiles y su procedencia vegetal nos incita a pensar en ellos como una solución de futuro limpia y no contaminante, nada más lejos de la realidad:
- Para su cultivo se emplean pesticidas y plaguicidas químicos, abonos de síntesis y otros tóxicos, todos ellos van a parar a los suelos de cultivos, a las aguas, afectan negativamente a la fauna (por ejemplo las abejas) y provocan problemas ambientales en los ecosistemas cercanos.
- Su producción se basa en el monocultivo, que sumado al punto anterior, supone una sobreexplotación de los suelos de cultivo que los agota y los vuelve cada vez mas improductivos, por lo que para mantener producciones aceptables es necesario un empleo cada vez mayor de agrotóxicos.
- La demanda de estos combustibles crece, lo que acarrea aumentar las superficies de cultivo, entrando en clara competencia con la producción de alimentos, lo que ocasiona un alza en los precios de los mismos, como consecuencia de la especulación de los mercados. Además la necesidades de aumentar las superficies dedicadas a su cultivo genera una presión sobre terrenos cultivados por indígenas o pequeños agricultores locales, que se ven obligados, o bien a perder sus terrenos en manos de los lobbys, o a cambiar su producción tradicional por producciones destinadas a la obtención de biocombustibles que apenas les generan una fuente de supervivencia y que esquilma los recursos naturales de los que dependen.
- Por si todo esto fuera poco, no son limpios. Su combustión genera emisiones de co2 y otras sustancias contaminantes. Si que es cierto que se puede discutir si son mas o menos contaminantes respecto a los combustible fósiles, depende del tipo de agrocombustible, ya que existen una gran variedad de ellos, no es justo tratarlos a todos por igual en este aspecto, pero si se puede afirmar que todos contaminan en mayor o menor proporción de manera directa en su combustión.
- Las emisiones de co2 que generan de manera indirecta durante su elaboración también determinan su carácter contaminante, que depende en gran medida del proceso de elaboración, pero que sea el que sea, siempre llevara de manera inherente una huella de carbono, en la que hay que incluir la fase de cultivo y el transporte y fabricación de los agrotóxicos.
- A día de hoy su producción genera unos costes superiores a los de la producción de los combustibles fósiles, por lo que su comercialización esta subvencionadas por los gobiernos, que fijan sus precios de manera artificial para poder competir con los fósiles. ¿Sabéis como se financian esas subvenciones? Si con impuestos, es decir, sale de nuestros bolsillos.
El aceite de girasol utilizado como biocombustible
Existe una fuerte cruzada internacional por el empleo de este tipo de combustibles. Por un lado los objetivos en materia de reducción de emisiones de gases invernaderos aceptados por varios países (187) en el protocolo de Kyoto, que obliga a tomar medidas en ese sentido a los estados firmantes, hace que busquen en estos combustibles una posible solución. Por otro lado los países carentes de yacimientos petrolíferos o cualquier otro combustible fósil centran también sus objetivos en estos combustibles para paliar la dependencia de terceros países y mejorar su balanza comercial, apostando por un tipo de energía inagotable, renovable y relativamente fácil de obtener, pero de momento más cara y para nada ecológica.
Todo esto genera un gran negocio a nivel mundial, los laboratorios de transgénicos, los grandes fabricantes de agrotóxicos y demás lobbys relacionados con la producción agrícola convencional han visto una gran oportunidad de negocio en los agrocombustibles, convirtiéndose en los grandes beneficiados de todo ello, ampliando su gama de cultivos, por lo que han necesitado mas terrenos cultivados, que no han dudado en arrebatar a los productores locales del tercer mundo, arrebatando su única fuente de supervivencia, y que han ido manteniendo de manera natural y sostenible, generación tras generación, y que en manos de estos laboratorios quedan agotadas en unos pocos años y contaminados de sus fitotoxicos, que también afectan al resto de ecosistemas colindantes.
Así que la próxima vez que repostes, y valores la opción de un biodiesel, ten presente todo esto. Seguro que no os parecerá tan simpático, ni lo relacionaras con naturaleza, respeto a la naturaleza ni demás patrañas que pretenden inocular en nuestras cabezas. Podrán ser una alternativa en el futuro próximo a los combustibles fósiles, cercanos a agotarse y que por ende van aumentando sus precios de manera continuada, no lo negamos, pero que no traten de venderlos como algo ecológico ni respetuoso con el medioambiente y la naturaleza, porque no lo es.
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