Hoy lunes comienza lo que he venido en denominar "La semana Stefan Zweig" Los que os pasáis de vez en cuando por el blog sabéis que hace poco he sentido un flechazo por la obra de Stefan Zweig, magnífico escritor que acabo de descubrir. Y se me ha ocurrido este pequeño y humilde homenaje: cada día durante esta semana publicaré una entrada sobre él y su obra. Hoy comenzaremos con una breve biografía y los seis días restantes continuaremos con reseñas de los seis relatos que de él he leído en estas vacaciones.
Casa natal en Viena
Stefan Zweig nació en Viena en 1881 en el seno de una acaudalada familia de fabricantes judíos. Era un muy buen estudiante, aunque criticó los métodos represivos y autoritarios del sistema educativo, y estudió filosofía en la universidad de su ciudad. Sus primeros éxitos los tuvo ya a temprana edad, al ver publicados algunos de sus escritos con apenas 20 años.
Zweig de estudiante
Con perspectivas de ampliar sus conocimientos y poder entrar en contacto con otros intelectuales de toda Europa, viajó por diversos países, y aprendió varios idiomas, como inglés, francés, italiano, español, lo que le permitió entrar en contacto e imbuirse de las diversas culturas de estos países. Este conocimiento de lenguas le permitió posteriormente poder traducir las obras de autores que él consideraba transmitían "el pensamiento europeo".
Zweig y su primera esposa, Friderike
Con el estallido de la Primera Guerrra Mundial Zweig se alistó en el ejército, pero es declarado inútil para luchar en el frente, y fue destinado a los archivos de guerra. Aquí domina el Zweig patriota que posteriormente, y gracias a la influencia de Romain Rolland y sobre todo a sus experiencias al entrar en contacto con los soldados heridos, evoluciona hacia un Zweig pacifista. Es consciente de la crueldad, del sinsentido y de lo inhumano de la guerra, y entra en un período de contradicciones y luchas internas que logra superar con el apoyo que le prestó la que sería su primera esposa Friderike von Winternitz. En un viaje oficial se desplazan a Suiza en donde permanecen hasta el final de la guerra.
Zweig y su amigo Roth
En 1919 regresa a Austria, y durante 15 años vive en un castillo de su propiedad en Salzburgo. Son estos quinces años de gran actividad intelectual, con la visita de numerosos intelectuales y la publicación de ensayos, biografías y estudios varios que le dan fama mundial, aunque él sigue siendo el mismo Stefan Zweig afable y humilde de siempre.
El nacionalsocialismo llega al poder en Alemania y en 1933 se produce la quema de sus libros. Este hecho junto con el registro de su casa en busca de armas en 1934 produjo tal indignación en Zweig que decidieron marcharse al exilio a Londres. Durante su estancia en Londres viajó pronunciando numerosas y exitosas conferencias, y no se olvidó de los emigrantes viviendo en difíciles circunstancias, a los que ayudaba con frecuencia.
Zweig y su segunda esposa, Lotte
La ocupación alemana de Austria y los éxitos militares obtenidos por la Alemania nazi sumieron a Zweig en profundas depresiones durante las cuales se centró en su trabajo, y siguió cosechando éxitos. El 23 de abril de 1942, con la firme creencia de que el nazismo se extendería por toda Europa y desilusionado, se suicidó en Petrópolis (Brasil) junto a su segunda esposa Lotte, con la que se había casado en 1939.
Funeral en Petrópolis
"Antes de partir de la vida, con pleno conocimiento, y lúcido, me urge cumplir con un último deber: agradecer profundamente a este maravilloso país, Brasil, que me ofreció a mí y a mi trabajo una estancia tan buena y hospitalaria. Cada día aprendí a amar más este país, y en ninguna parte me hubiera dado más gusto volver a construir mi vida desde el principio, después de que el mundo de mi propia lengua ha desaparecido y Europa, mi patria espiritual, se destruye a sí misma. Pero después de los sesenta se requieren fuerzas especiales para empezar de nuevo. Y las mías están agotadas después de tantos años de andar sin patria. De esta manera considero lo mejor, concluir a tiempo y con integridad una vida, cuya mayor alegría era el trabajo espiritual, y cuyo más preciado bien en esta tierra era la libertad personal. Saludo a mis amigos. Ojalá puedan ver el amanecer después de esa larga noche. Yo, demasiado impaciente, me les adelanto."
Ese día falleció un gran escritor y un gran hombre que, según Herman Hesse, tenía como característica destacada una enorme facilidad para hacer amigos y cuidar esa amistad. En sus escritos se intuye más allá de su maravillosa técnica narrativa y la introspección psicológica de los personajes, un profundo amor al ser humano, y una gran sensibilidad en la observación empática, amable y desprejuiciada del individuo.