Político y diplomático cuya carrera representa el paradigma de la supervivencia política, dado que ocupó cargos de confianza en casi todos los gobiernos franceses desde los inicios de la Revolución hasta la monarquía de Luis Felipe (1830), pasando por el régimen napoleónico y la Restauración borbónica. Su capacidad para mover los hilos del sistema le permitió incluso intervenir en la caída de Napoleón y Carlos X, así como amasar una gran fortuna.
De origen nobiliario, pero sin fortuna económica. Una dolencia en un pie le impide seguir la carrera que le corresponde por nacimiento, la militar, de manera que acaba eligiendo la eclesiástica.
En 1770 ingresa en el seminario de Saint-Sulpice, en París. Allí lee a los filósofos ilustrados franceses, y adquiere punto de vista escéptico sobre la vida, los hombres y la sociedad. También siendo seminarista toma su primera amante.
En 1775 es expulsado del seminario, pero en su familia hay altos cargos eclesiásticos, su tío es arzobispo de Reims e influye en la adjudicación de diferentes puestos para el sobrino. En 1779 le nombrará vicario suyo. A partir del 75, al asumir cargos eclesiásticos en Reims, comienza la verdadera vida social de Talleyrand, que sólo tiene 21 años. Se desplaza a París con facilidad, y dispone de una renta suficiente para codearse con la alta sociedad de los salones: de la condesa de Brionne, de la marquesa de Brion, de Mme Grimond de la Reynière e incluso de Mme du Barry (la última amante del Luis XV). Acude también a lugares menos respetables, donde adquiere fama de ser un buen conversador. Eso implicaba una intensa vida amorosa: “Talleyrand siempre tuvo mujeres, como siempre tuvo dinero”, aunque siempre fue fiel a una sola mujer durante un determinado período de tiempo.
Mme Flahaut
Una de esas mujeres fue Mme de Flahaut, que le dio un hijo en 1785 (que paso como hijo del conde de Flahaut, 30 años mayor que su mujer). También había sido amante de Gouverneur Morris. Mme de Flahaut enviudó durante la Revolución y emigró, acabando casada con el portugués marqués de Souza.Otra de sus amantes fue Mme de Staél, hija de Necker, casada desde 1786 con el embajador sueco de París. Brinton no la menciona, salvo en un encuentro que tuvieron en Londres, en febrero del 93. Casualmente, Mme de Flahaut acabó casado con un marqués de Souza; y Mme de Staél mantuvo hacia 1805 una relación con un diplomático portugués, Pedro de Souza, nacido en 1781; pero no se han encontrado relaciones entre ambos enlaces hasta el momento.
En 1780 es nombrado Agente General, cargo de representación de la Iglesia ante la Corte, que ejercerá hasta 1785. Actúa en defensa de los privilegios de la Iglesia, y a la vez gana experiencia en las relaciones políticas. En 1788 es nombrado obispo de Autun, y con este cargo llegará a las puertas de la Revolución.
La Revolución (1789-1792)
En 1789 estalla la Revolución. Talleyrand había sido elegido diputado para los Estados Generales, como representante del Clero. Cuando los Estados Generales se conviertan en Asamblea General, Talleyrand defenderá en ella la reforma del estatuto del clero y una constitución que garantice derechos de ciudadanía, así como la eliminación de los privilegios de la Iglesia, que antes había defendido.
La propuesta de nacionalización de los bienes del clero se produce el 10 de octubre de 1789, a través de Talleyrand, obispo de Autun y representante del clero. Era importante que fuese un clérigo quien llevase la iniciativa, para dotarla de cierta legitimidad, y Talleyrand la presentó como una una devolución a la Nación de algo que pertenecía a todos los franceses, como miembros de la Iglesia, y no exclusivamente a los clérigos. El 2 de noviembre de 1789 se aprueba la nacionalización de los bienes eclesiásticos. Se convierte en el obispo de la Revolución.
En julio de 1790 participa en la elaboración de la Constitución Civil del Clero, que organiza a la Iglesia francesa según bases civiles, al margen de la autoridad de Roma. Es excomulgado por el Papa. Poco después renuncia al cargo de obispo.
Talleyrand forma parte del grupo de aristócratas más liberales y reformistas, dispuestos a regir el timón de la Revolución por los cauces adecuados a sus intereses (liderados por el duque de Aiguillon). Comparte esos intereses con Narbonne y Montmorency, por ejemplo. Narbonne ocupó el ministerio de la guerra y Talleyrand se encargó de diversas misiones diplomáticas en Londres. Durante este período inicial, entre finales del 89 y principios del 92, Talleyrand llevará una vida relativamente apacible, gestionando los asuntos que lleva en la Asamblea, y divirtiéndose con los amigos aristócratas liberales que le rodean, como Narbonne, con quien organiza “fiestas no muy ejemplares” animadas por las legendarias danseuses de l’Opéra.
Diplomacia y exilio (1792)
Enero de 1792. Es enviado a Londres para intentar que Inglaterra sea neutral ante el potencial conflicto entre Francia y las monarquías continentales. En realidad, esta misión diplomática es un primer intento de abandonar Francia ante el cariz que están tomando los acontecimientos. El rey intentó huir a Varennes y después fue obligado a jurar una constitución que en realidad no respeta, y se dedica a aplicar sistemáticamente su derecho al veto. En conjunto, los jacobinos comienzan a tener fuerza y Talleyrand presagia un futuro incierto, en el que va a ser difícil encajar. De haberse quedado en Francia, le hubiera sido muy difícil encajar en el modelo de vida jacobino y no hubiera podido eludir el Terror, aunque pudiese compartir algunas ideas con los jacobinos. Su refinada educación y sus singulares costumbres le hubiesen llevado directamente a la guillotina.
Al salir hacia Londres, en enero del 92, la situación aún no se había deteriorado tanto que hiciese presagiar el Terror, aunque quizás sí el final de Luis XVI, y era muy evidente la posibilidad de una guerra con Austria y Prusia, que finalmente estalló en abril. Estos dos países habían firmado en agosto de 1791 la Declaración de Pillnitz a favor de una coalición internacional para salvar a la monarquía francesa, a propuesta de los emigrados franceses en Austria. En realidad, esta Declaración fue un intento de Austria de evitar la guerra inmediatamente, pues deseaba esperar a una intervención conjunta con Inglaterra, pero Pitt se resistía a entablar un conflicto con Francia. Sin embargo, en Francia se interpretó el documento como una preparación para la guerra, lo que permitió a los brissotins ganar influencia en la Asamblea Nacional y precipitó la dimisión de Narbonne como ministro de la guerra.
Vuelve a París en marzo sin un compromiso claro de Pitt. Para entonces, la obra de Burke había hecho mella en las clases dirigentes inglesas y los acontecimientos en Francia eran vistos con desconfianza y temor a un contagio revolucionario.
En abril regresa a Londres, como secretario del nuevo embajador francés, Chauvelin, enviado por el primer ministro Roland. Esta delegación logró la neutralidad en el conflicto. Francia acaba de declarar la guerra a Austria, el 20 de abril, pero Inglaterra parece mantenerse neutral (mayo de 1792). Neutralidad precaria porque Chavelin mantuvo contactos con los radicales ingleses y no fue bien visto por el gobierno de Pitt. Neutralidad comprometida cuando, en agosto de 1792, cae la monarquía.
Talleyrand ha vuelto de Londres el 5 de julio de 1792. Las cosas se complican cuando el 20 de junio es asaltado el palacio de las Tullerías, en agosto cae la monarquía y en septiembre se suceden las matanzas de aristócratas y monárquicos. La credibilidad de Talleyrand es puesta en duda. Los disturbios de agosto le disponen de nuevo a salir del país, y el 18 de septiembre regresa a Londres, con la ayuda de Danton, que le proporciona los documentos necesarios para que todo parezca una misión diplomática.
Allí sigue intentando evitar la participación inglesa en la guerra contra Francia, pero la ejecución de Luis XVI en enero de 1793 y la invasión francesa de Bélgica hacen inevitable el enfrentamiento entre estos dos países. Estará en Londres hasta marzo del 94. Allí coincidirá con los numerosos emigrésfranceses, porque Londres se ha convertido en lugar de acogida de la aristocracia francesa que huye de la Revolución. Él se ha convertido también en un emigré, pero no es bien recibido ni por sus compatriotas ni por el gobierno inglés, aunque conserva la libertad de movimientos y puede contactar con el reducido grupo de liberales franceses, también exiliados por el giro radical de la Revolución: Narbonne, Lally-Tolendal, Jaucourt, Germaine de Staël, etc. Se reúnen en torno a Fox, el único político inglés que les brinda apoyo. Su centro de actividades será la residencia del marqués de Lansdowne, Bowood.
Mientras tanto, en febrero de 1793, Talleyrand, Narbonne y Mme de Staël se encuentran en Londres. Mme de Staël ha tenido a ambos como amantes, junto a Montmorency. Espera de ellos algún tipo de acuerdo para tomar partido ante las circunstancias del momento. No hay tal acuerdo, cada cual toma el camino que puede.
Pero la situación de Talleyrand en Londres es ahora complicada:
- La Convención Nacional no le readmite tras haber sido denunciado, tomado como un emigrado afín a la monarquía.
- En Inglaterra, los emigrados piden su expulsión al gobierno de Pitt, porque consideran que es afín al régimen francés.
En octubre de 1793 es guillotinada la reina. La situación empeora para Telleyrand.
En enero de 1794, la policía inglesa le comunica una orden de expulsión, que él consigue aplazar pero se hace efectiva y en marzo es expulsado de Inglaterra. Se traslada a Estados Unidos, donde permanecerá durante 2 años que aprovecha para hacer contactos y enriquecerse con especulaciones financieras. Talleyrand estará en América desde marzo de 1794 hasta septiembre de 1796, es decir, regresa una vez implantado el Directorio. En julio de 1794 cae Robespierre (9 de termidor). La Convención Nacional permite que regrese, y llega a París en septiembre de 1796, cuando ya se ha establecido en Directorio.
Talleyrand y Napoléon
Durante el Directorio llega a ejercer como ministro de exteriores. Participa también en la organización de la expedición de Napoléon a Egipto, que él mismo ha fomentado como vía de obtener colonias para Francia en África. Ante el fracaso de la expedición, Talleyrand renuncia a su cargo. En 1799, Talleyrand apoya el golpe del 18 de Brumario, y Napoléon le nombra de nuevo ministro de exteriores (el 22 de noviembre). Su misión será negociar la paz con las potencias europeas, y concertará tratados que supondrán por primera vez en seis años un período de paz para Francia. También consigue un Concordato entre Napoléon y la Iglesia (1801).
En 1803 participa, junto con Fouché, en el escándalo del asesinato del duque de Enghien, que era sospechoso de conspirar para asesinar a Napoléon.
El 18 de mayo de 1804, Napoléon se autoproclama Emperador, que nombra Gran Chamberlán a Talleyrand. Renunciará en 1807 a causa de sus desacuerdos con la ambiciosa expansiva política de Napoléon. Sin embargo, el Emperador contará con sus servicios en diversas ocasiones.
En 1808 acompaña a Napoléon a la conferencia de los diferentes soberanos europeos que se celebra en Erfurt. Allí entabla conversaciones secretas con el Zar Alejandro I, y después mantendrá correspondencia también secreta con Rusia y Austria, en vistas a conseguir un frente común para derrocar a Napoléon. Esta traición no supone riesgo alguno para él: Fouché también está implicado.
Tras el fracaso de la invasión de Rusia (1812), Napoléon pide a Talleyrand que vuelva a ser ministro de exteriores, pero éste rechaza el ofrecimiento. En realidad, ya está planeando la restauración de los Borbones.
31 de marzo de 1814. Los Aliados entran en París, y Alejandro I se instala en la residencia de Talleyrand. Talleyrand presiona al Senado para que deponga a Napoléon y forme un gobierno provisional que él mismo dirigirá, con la misión de llamar a la vuelta al heredero del trono, Luis XVIII, hermano del rey ejecutado.
El Congreso de Viena
El 13 de mayo de 1814, Luis XVIII nombra a Talleyrand ministro de exteriores. Más tarde, en el Congreso de Viena, Talleyrand representa a Francia. Consigue mantener las fronteras de antes de 1792, pero acepta que una parte de la orilla oriental del Rhin pase a Prusia, y esto será un gran error, especialmente evidente en 1870, 1914 y 1939. Pasa los Cien Días en Viena, dado que las sesiones del Congreso han quedao interrumpidas por el retorno de Napoléon. A la vuelta, es nombrado presidente del Consejo, además de ministro de exteriores. Pero los ultrarrealistas se oponen a que dos revolucionarios, él mismo y Fouché, ocupen cargos en la Restauración. Renuncia y se retira de la política.
En 1816 publica sus Mémoires. Se podría decir que es literatura testimonial, pero al haber sido redactadas tardíamente, Brinton considera que no son fiables sus afirmaciones sobre su propio papel en la Revolución (acceso a la edición francesa en este enlace).
1829. Pacta con los liberales para deponer a Carlos X. Apoya a Luis Felipe en la Revolución de Julio de 1830.
1830-1834. Es embajador en Londres. Contribuye grandemente al pacto entre Inglaterra y Francia para la creación del reino de Bélgica, que ha de ser neutral.
1838. Muere después de reconciliarse con la Iglesia.
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BIBLIOGRAFÍA
Brinton, C., Las vidas de Talleyrand. Madrid, Espasa-Calpe, 1966 (escrito en 1936).