Que el sector biotecnológico en España está en alza es un hecho innegable. Años de recortes, que han marcado profundamente a la investigación del país, mermando su avances, parece ser que les han hecho más fuertes. Según explicaba el Informe ASEBIO 2015,el sector I+D del país se recupera. Tanto que, incluso, el sector está empezando a igualar al turismo en aportaciones al PIB. Quizá para el informe con datos de 2016, lo haya incluso superado.
Ya en 2010, en pleno apogeo de la crisis financiera, las biotecnológicas se posicionaban como una industria prometedora y con visos de posicionarse a nivel internacional en no muchos años. Sólo afectada por los recortes, los analistas comprendían que era y es una industria que no está vinculada al ciclo económico.
Dos informaciones contradictorias que, sin embargo, como nos comenta Joan Perelló, CEO de Sanifit, "aunque no vayan en la misma dirección no son incompatibles". Su incremento de valor, que es el fin último, se visualiza con el paso de los años. Y esto es su virtud y su problema. En un sistema económico muy acostumbrado a que los réditos o beneficios de una empresa tengan sus frutos en un corto espacio de tiempo, el posicionamiento de las biotecnológicas como posible destino de una inversión ha costado tiempo en calar. Es, a fin de cuentas, un sector que necesita de mucha confianza a largo plazo, "en el que el riesgo y la posibilidad de retorno es muy alto".
Hace unos 10 años, el negocio biotecnológico en España apenas tenía repercursión. Se ha necesitado un tiempo, y las referencias del exterior, para que los inversores, incluidos los internacionales, pongan su atención en el país. "La presencia de un capital riesgo especializado, que ha crecido de forma paralela al sector, ha abierto la veda para las grandes rondas y la internacionalización", comenta Joan.
En cualquier caso, si la confianza, y por ende el dinero, no vienen de la mano de inversores privados, y de un aletargado sector público, con gran determinación en el sector, una de las alternativas más viables para las biotecnológicas ha estado en los mercados públicos.
De puertas hacia dentro
Zeltia, ahora PharmaMar, una pionera en esto de los mercados públicos, se estrenó en 1991. Y no tuvo ningún rival hasta quince años después con la entrada de Grifols a cotizar. Almirall o Rovi les siguieron en eso de codearse con los más ricos de panorama empresarial español.
Algunas que de primeras no son del sector, pero que han terminado aportando tanto como cualquiera. Entre ellas Repsol, que aunque dedicada al negocio petrolero, cuenta con una de las divisiones más populares de investigación biotecnológica a nivel internacional.
Sanifit, que ya ha cerrado una de las mayores rondas del sector, está preparando su salida a bolsa en Estados Unidos
Las opciones entre los grandes del sector son muchas. Fernando Valdivieso, presidente de Neuron, ya comentó hace unos años que "el campo de la biotecnología es tan amplio que es difícil que haya rivalidad entre unas y otras". Lo que no se imaginaba es que iba a ser tan inmenso como ahora, sobretodo con la entrada de muchas de ellas en el Mercado Alternativo Bursátil. Neuron Bio, dedicada la industria farmacéutica para el sector de enfermedades como el alzheimer, cotiza en este momento con una capitalización de 12.870 millones de euros.
Y con ella conviven Neol Bio, Bionaturis, Bioseachr, AB-Biotics, 1nkemia, Facephi Biometría o Ebioss. La última en unirse: Oryzon Genomics. Considerada una de las biotecnológicas más exitosas e innovadoras en España. Esta ostenta el puesto de la más reciente en los mercados y algunas de las patentes más prometedoras en lo que a investigación del alzheimer se refiere. Junto con Zeltia se podría decir que son las "niñas bonitas" de la investigación española.
Y sin embargo, no todo son buenas noticias. Las salidas a bolsa han sido siempre una opción para la financiación, pero comportan ciertos riesgos que no siempre están en manos de las propias empresas. "Algunas lo tienen más fácil entrar y otras más complicado", comenta Joan, sobretodo si sólo tienen un producto para comercializar. Pero lo cierto es que el sector está muy flojo en los mercados públicos: un MAB que aporta poca liquidez o seguridad a las empresas y una tendencia a la baja de todas las acciones en circulación. De hecho, PharmaMar ha detenido su salida a bolsa en Estados Unidos hasta que recupere su valoración bursátil de 1.000 millones de nuevo.
Los próximos y, además, en el extranjero
Ante este panorama ciertamente desolador, una de las opciones es poner la mirada en el extranjero. Sin perder el norte, Joan afirma que la situación al sur de Europa sorprende bastante fuera de nuestras fronteras, pero aún queda mucho trabajo para ponerse a su altura.
BTSA, con sede en Madrid, es una de esas biotecnológicas que quiere empezar a trabajar en el mercado continuo. Con previsión para empezar a listar en 2017, la firma, dedicada a crear vitaminas y antioxidantes, tiene su objetivo puesto mucho más allá de las fronteras de España. Al contrario que sus compañeras de sector, BTSA quiere empezar en Reino Unido. ¿Por qué no en España? Muy sencillo: además de levantar los fondos necesarios para seguir con sus investigaciones, la compañía quiere darse a conocer en los mercados internacionales. Qué mejor forma que hacerse pública para ello.
En cualquier caso, no es la única que tiene puestas sus intenciones en el extranjero. Sanifit, biotecnológica del sector eHealth, podría tener su objetivo también en algunas de las bolsas de Estados Unidos. De nuevo, la recaudación de más dinero es su fin último, porque como comentaba Joan Perelló, CEO de la compañía, "los importes que requieren para operar son consecuencia de los estudios que deben llevar a cabo". Es decir, que necesitan mucho dinero porque para una empresa que aún no ha comercializado su producto es básico. Aunque también nos confirma que "en caso de tener que financiar una fase III en el futuro (a 3 años vista) un IPO podría ser una opción". Lo que les dejaría una segunda ronda pendiente, por el momento, para después saltar al mercado público. De momento, salir a bolsa es sólo una opción a largo plazo, pero que de darse ya están trabajando en ello. Su nueva sede al otro lado del charco les acerca un pasito más a esa posibilidad.
En septiembre de 2015, la spin-off cerraba una ronda de casi 37 millones de euros y, aunque financiar sus progresos era el objetivo principal, darse a conocer a los inversores extranjeros era prioritario. No sólo para ellos, sino para todo un sector en España.
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