Biotecnología: otra forma de contaminar.

Publicado el 06 julio 2011 por ArÍstides


LA IGNORACIA AFIRMA O NIEGA ROTUNDAMANTE; LA CIENCIA DUDA. De F.M. Arouet Voltaire.

La ingeniería genética está de moda; y muchos ven en la biotecnología una fuente de desarrollo importante para el futuro. Se presenta como algo limpio y eficiente que puede reportar grandes beneficios al ser humano. Seguramente será cierto, pero a esa ciencia solidaria se le oponen unos usos empresariales consagrados al beneficio y la productividad. Se trata de una rama del saber que contamina y lo hace de forma discreta. De este modo, hay ratones, cerdos y ovejas en laboratorios con el gen humano implantado. Se trata de manipulaciones forzadas que pasan a su descendencia.

Uno se pregunta hasta qué punto la tecnología genética no actúa con criterios industriales, persiguiendo la eficacia en la creencia de que se pueden acelerar los procesos para ser aprovechados hasta el límite. La biotecnología no trabaja con materias inertes. Lo hace con seres vivos -mucho menos controlables- que, además, pueden reproducirse dando lugar a mutaciones. Los experimentos pueden viajar embalados en agencias de transportes de un lado al otro del mundo. Añadamos a ello que los resultados no son reconvertibles y que permanecen ahí a través del tiempo. Se trata de manipulaciones que aún teniendo baja probabilidad de causar daños a la naturaleza son de alto riesgo porque, de hacerlo, son enormes.

El marco de la ortodoxia religiosa, que durante años señaló las reglas en las cuales se movía la genética, ha sido sustituido por el de carácter científico, en el que se tiende a medir el rendimiento en función de fórmulas matemáticas y análisis cuánticos. La duda debiera estar siempre presente como sistema en todos los procesos de investigación y más en aquellos que, realizados con seres que forman parte de la humanidad, tienden a la explotación y dominación de la naturaleza. Hoy la industria trata de rentabilizar los experimentos patentando animales o microorganismos que posteriormente comercializa en forma de tranformaciones genéticas. De esta forma, se producen hechos curiosos, como el de que en la Unión Europea haya excedente de leche y que los ganaderos gasten sus recursos en vacas tratadas con hormonas del crecimiento con una capacidad desmesurada de producción láctea.

Otro ejemplo prodría ser el de el infertilidad. Hoy sabemos que los motivos de que ésta vaya en aumento son básicamante el estrés, la contaminación, las radiacciones ionizantes y la alimentación desequilibrada. En vez de incidir sobre estas causas, se prefiere la investigación en técnicas genéticas. En este caso, la industria se esconde bajo un discurso amable y sentido por muchos afectados para ocultar las causas iniciales. No será raro que en el futuro las multinacionales hagan valer sus conocimientos en laboratorios para ponerlos en valor en las empresas de seguros o en las de selección de personal, por ejemplo. De hecho, es cuestión de tiempo que las inversiones que las empresas presentaron por el bien común terminen siendo para el negocio de unos pocos.