Después de tocar alguna cerveza de trigo (con las que seguiremos mas adelante), hacemos un alto en el camino para volver a Bélgica, concrétamente de la mano de Trappist Rochefort, otra de las trapenses certificadas.
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Seguramente os suene de ver estas botellas en bastantes sitios, y es que están muy extendidas. Se fabrican en la Abadía de Rochefort, también conocida como Abadía Notre-Dame de St Remy, desde el siglo XVI, y curiosamente, parte de la "culpa" del producto que fabrican hoy en día la tiene Chimay, quien ayudó a los monjes de Rochefort a mejorar la cerveza que fabricaban inicialmente. Las Trappist Rochefort se fabrican usando maltas pilsner y munich y lúpulos Hallertau y Golding.
Los tres tipos que comercializan son:
Trappist Rochefort 6. Cerveza tostada, con 7,5% de ABV, color rojizo, con un ligero amargor y fuerte aroma a malta. Como curiosidad, decir que es la mas antigua de las tres, y que era la cerveza que suministraban a los enfermos en la II Guerra Mundial. La chapa es roja.
Trappist Rochefort 8. También tostada, con 9,2% de ABV, color marrón, ligeramente seca y notas afrutadas. Es la mas vendida. La chapa es de color verde.
Trappist Rochefort 10. Cerveza negra, y la mas fuerte de todas con un 11,3% de ABV, de color marrón, con aroma frutos secos, chocolate y fruta madura. La chapa es de color azul.
Las tres son cervezas excelentes, de las que conviene tener siempre alguna en la recámara. Para invierno son ideales, aunque sirva cualquier estación para tomarlas, claro está. Me gustan todas ellas, pero la 8 y la 10 especialmente. La copa usada para servirlas es, lógicamente, de tipo cáliz, y la marca dispone de su propia copa.