Después de quedarnos sin sitio en uno de los restaurantes que mi querida madre eligió, arreglé la chapuza reservando en Bistró Guggenheim. Evidentemente se alejaba mucho muchísimo de la primera opción, pero no pintaba mal.
Nos sentaron en una mesa redonda, enorme, como para 6-8 personas, así que mi padre, con una sonrisa inmensa, se estiraba intentando acercar la botella de agua que nos habían traído. Al tercer acercamiento ya no lo hizo tanta gracia... Formales los cuatro, decidimos probar el menú degustación que por 32€+iva no pintaba nada mal:
1. Terrina de txangurro tibia, puré de coliflor, hinojo confitado y aliño de hierbasCreo que ya he contado por aquí que mi padre es un artista en la cocina, y lo mismo prepara carnes, pescados, verduras que mariscos. Entre ello, txangurro a la donostiarra, con trozos de txangurro lo más grandes posibles, y un sabor increible con las verduritas pochadas. Esto hace que mi listón esté muy muy alto respecto a lo que espero de cualquier plato con txangurro. Cuando nos trajeron el entrante, estaba expectante por ver cómo seria, y la presentación, desde luego que no defraudó. El primer bocado, cremoso, con trozos reconocibles de txangurro, un agradable sabor, y con fuerza. Pero el segundo, oh my god! (como diría mi madre imitando a los americanos del canal Divinity) ¿¿eso es txaka?? Vaya, supongo que utilizarán este ingrediente para darle cuerpo, o cantidad, o por el precio del menú, pero vaya, con lo bueno que estaba, no me hubiera importado menos cantidad en la ración, pero sin el sucedáneo de cangrejo.
2. Tomate de mata relleno de chipirón, con arroz negro y queso idiazábal.No soy muy fan de los arroces (cuando lea esto P, me mata), pero cuando uno está bueno, chica, me vuelvo loca. Y en este caso, se trataba de un tomate pelado, terso, vaciado de semillas y sustituido por trocitos de chipirón, en su punto. Y todo acompañado de un arroz negro de un color intenso, cremoso que se mezclaba con el queso fundido. Vamos, una delicia, incluso para mí, que no suelo comer casi arroz.
3. Cordero asado y deshuesado, crema de cebolla, garbanzos fritos y especiados.La comida iba mejorando plato a plato, las cantidades eran hermosas y contundentes, pero al servirnos el cordero, los cuatro hicimos un hueco más. Un plato que a la vista parecia un postre: brownie con crema pastelera y avellanas se podia haver llamado tranquilamente. Pero no, era un bloque de cordero deshuesado de sabor intenso, acompañado de una crema de cebolla que tenia pinta de haberse pochado mucho antes, dándole ese sabor dulce que con los garbanzos crujientes, acabamos comiéndonos sin decir ni mú.
4. Torrija empapada en yemas de huevo y nata caramelizada en la sartén con helado de queso.El menú nos estaba encantando, mi madre feliz, que es de lo que se trataba, que para eso era su cumple. Pero faltaba el postre, el cual, evidentemente SIEMPRE te comes, que para eso va a un estómago aparte. Y nos trajeron el postre estrella en todas las cartas últimamente: torrija. Si antes los restaurantes nos saturaron con el "volcán de chocolate", ahora (menos mal) miran recetas de toda la vida, renovándolas, y la verdad, yo, lo aplaudo, por que oye, donde esté una torrija bien hecha, que se quiten los volcanes.
BISTRÓ GUGGENHEIMAvda Abandoibarra, 2. Bilbao
Pensé que sería un menú degustación de esos de plato enorme, y cantidades mínimas, y me equivoqué. Luego pensé que por 32€+iva o el menú iba a ser escaso y pobre, o el servicio nos iba a dar la comida... y de nuevo me equivoqué. Así como los precios a la carta me resultaron algo excesivos, el menú degustación creo que es más bien barato, contando con que en la villa tenemos ciertos restaurantes con menús del día por 22€+iva, y desde luego, con menos cantidad que este menú. El servicio fue muy amable, atento y profesional, acercando los platos en bandeja de madera, lo que hacia que los cuatro fueramos servidos a la vez, todo un detallazo. Además de eso, en cada plato, una de las tres camareras, nos explicaba qué tenia, o en qué consistia, e incluso nos sonreia para preguntarnos si todo estaba bien. Un sitio muy agradable, moderno, con cocina tradicional, toques modernos, y algún plato de vanguardia, perfecto para turistas y locales.
Menú degustación para celebrar por todo lo alto el cumple de la matriarca, 32€+iva.