En un futuro indeterminado, las mujeres que no cumplen las normas sociales establecidas son enviadas a un planeta-prisión a cumplir condena. Allí, a un grupo de reclusas se le ofrecerá la oportunidad de ganar su libertad tomando parte en una competición deportiva.
Esta es la interesante premisa de Bitch Planet, serie creada por Kelly Sue DeConnick y Valentine De Landro para Image Comics. Estamos ante una historia que plantea un futuro distópico que puede recordarnos a algunas obras clásicas de la ciencia ficción. La carga de crítica social es muy elevada en "Bitch Planet", y se sostiene gracias a un fino humor negro que se manifiesta sobre todo en la última página de cada número, utilizada a modo de tablón de anuncios donde vemos una serie de mensajes publicitarios muy irónicos. Hay que decir que, aunque el mensaje que subyace en la obra tiende aparentemente hacia planteamientos un tanto feministas, en realidad el guión de DeConnick reparte para ambos sexos. Eso sí, siendo una historia con mujeres como protagonistas, está claro quién recibe la peor parte.
También es evidente la influencia de las películas exploitation del subgénero "mujeres encarceladas", cosa que queda patente, además de en unas secuencias típicas del género, en unas portadas muy setenteras.
Formalmente la obra nos remite a cómics de otras épocas, y no sé por qué me trae a la cabeza el nombre de Frank Miller. El dibujo de Valentine De Landro es muy funcional, pudiendo recordar al estilo que Charlie Adlard utiliza en The Walking Dead. Aunque no es un dibujo espectacular, la verdad es que funciona bien dentro de una historia muy de serie B. Hay que decir que el número 3 está dibujado por otro artista, Robert Wilson IV, que utiliza un estilo muy en la línea de De Landro. El color, obra de Cris Peters, también ahonda en un estilo retro, utilizando a menudo el recurso de los puntitos con que antaño se coloreaban los cómics.
De momento este primer tomo se revela como una interesante propuesta de ciencia ficción con elementos muy clásicos y con cierto espíritu de serie B. Habrá que ver cómo evoluciona, pero mientras todo no se vaya encaminando hacia un feminismo mal entendido, vamos bien.
Mi nota: 7