La filmografía de Alejandro González Iñárritu es la constante puesta en evidencia del dolor humano, llevada hasta el paroxismo. La obsesión con el sufrimiento lo hace caer en el exceso, y algunas veces mal gusto.
Terminada la relación con Guillermo Arriaga, el guionista de sus tres primeros trabajos, Iñárritu confecciona el guión de “Biutiful”, con la ayuda de Armando Bo y Nicolás Giacobone.
La película tiene como principal protagonista a Uxbal (Javier Bardem), un tipo que tiene dos hijos, una ex mujer conflictiva, un hermano mafioso, varios socios criminales y una enfermedad terminal.
Ambientada en una Barcelona que parece sacada de un cuento de Naguib Mahfuz, en donde no hay lugar para exhibir obras de Gaudí o las pintorescas ramblas. El director opta por ¿recrear?, ¿inventar?, un submundo poblado de inmigrantes africanos y explotadores asiáticos, toda una postal de la desesperanza.
El mexicano confirma que no le tiembla el pulso a la hora de mostrar la miseria humana y que filme tras filme adquiere maestría en su oficio. La propuesta visual es de gran calidad.
El mayor logro de la cinta se encuentra en la actuación de Javier Bardem, quien demuestra, una vez más, ser uno de los mejores intérpretes de la actualidad. Su performance tiene diversos matices, soportados en un tremendo despliegue de expresión facial y corporal, acentuado con el tono de voz. Hay escenas en las que sobreactúa, víctima de los agujeros del guión, pero en el conjunto logra salir avante.
La película tiene todos los elementos para llegar a ser una obra mayor; sin embargo, González Inárritu la conduce a un extremo demasiado oscuro, hasta caer en el exceso, situación que termina destruyendo lo que con una mano bien había construido.
El problema radica en que el guión tiene diálogos forzados y artificiales, escenas rebuscadas; secuencias gratuitas, que lejos de aportar solo afean la historia. Es evidente que el Alejandro González Iñárritu guionista está muy lejos del que sabe dirigir.
La cinta no naufraga debido a la participación de Bardem, pero el resto llega a ser insoportable, considerando que el metraje se extiende hasta las dos horas y veinte minutos, demasiado tormento para personajes y espectadores.
El director mexicano es de lo más interesante en el panorama actual, pero sus posibilidades están sobrevaloradas, quizá sea buen momento para que haga introspección y no se deje llevar por las nominaciones a premios.
“Biutiful” tiene grandes defectos, habrá que esperar a la próxima, para ver si finalmente sale a luz el gran cineasta que asomó la cabeza en los primeros minutos de “Amores Perros”.
Calificación 6/10