La calabaza es una verdura que tiene muchísimas utilidades gastronómicas, contiene un 90% de agua y mucha fibra, así que es perfecta.
En el mercado la podemos encontrar durante todo el año ya que existen dos variedades, las calabazas de verano e invierno.
Sus semillas no sólo se utilizan tostadas y saladas como las venden en los supermercados, también las utilizan para elaborar aceite.
Para hacer ésta receta no necesitamos gran cantidad de calabaza pero su aportación es fundamental.
Ingredientes;
3 huevos
250 gramos de azúcar
250 gramos de calabaza
60 ml de aceite de girasol
250 gramos de harina
1 sobre de levadura química
Antes de empezar a elaborar la receta hay que preparar el molde (engrasarlo) y precalentar el horno a 200ºC.
Batimos los huevos con el azúcar hasta que doblen el volumen y blanqueen, añadimos la calabaza (en mi caso compré la calabaza ya horneada). Una vez tengamos la calabaza bien integrada añadimos poco a poco el aceite, por último espolvoreamos la harina y la levadura previamente tamizada.
Podemos batir tranquilamente la mezcla sin miedo a que se nos baje, porque añadimos levadura y ésta será la encargada de que el bizcocho durante la cocción suba.
Introducimos la mezcla en el molde engrasado y horneamos durante 20-25 minutos. Cuando haya pasado ese tiempo introducimos un palillo para comprobar que esté en su punto, si sale limpio lo dejamos enfriar durante un rato en el mismo molde.
Cuando se haya enfriado un poco, lo dejamos sobre una rejilla para que se enfríe del todo. Luego para decorar ya podemos espolvorear azúcar glass por encima o colocar sobre una salsa de chocolate negro.