Seguís pidiéndome recetas de bizcochos y por eso no quería dejarme en borradores este otro, que aunque puede parecer común no lo es. Sus toques intensos a limón, en los que interviene el melado final, y la preparación con base de yogur griego lo hacen ser uno de mis preferidos.
En casa no suelen faltar bizcochos para desayunos y meriendas y eso ha hecho que pruebe siempre con recetas nuevas para variarlos y no cansar.
Muchos dejaréis de hornear en cuanto asomen los calores veraniegos, yo no lo hago a pesar de eso. Nunca podré comparar un bizcocho casero con uno comercial, y desayunar y merendar es algo que es inevitable hacer, jajaja. Así que me toca asumirlo. Aprovecho las horas en las que el calor no es tan intenso. Y en estos casos lo que hago es que mientras horneo me voy de la cocina dejando las ventanas abiertas para que circule algo de aire, siempre es una ayuda.
Os dejo con él:
INGREDIENTES:
- Harina de repostería 250 g.
- Azúcar fino 250 g.
- Yogur griego (usé de stracciatella porque no tenía del normal) 160 g.
- Aceite de girasol 150 ml.
- Huevos L, 2.
- Levadura Royal ½ sobre.
- Ralladura de 1 limón.
MELADO:
- Azúcar blanquilla, 70 g.
- Zumo de 2 limones pequeños.
- Miel de abejas pura, 2 cdas.
- Decorar con almendras laminadas.
ELABORACIÓN:
Bate los huevos, con la ralladura y con el azúcar.Espuma y dobla volumen. Añade el aceite y el yogur y bate unos minutos más.
Agrega la harina y la levadura mezcladas y tamizadas. Bate suavemente para integrar.
Prepara un molde engrasado con spray desmoldante, o mantequilla y harina. Forra la base con papel vegetal. Precalienta el horno diez minutos a 180 °C.
Vierte la masa obtenida en el molde. Nivela con unos golpecitos sobre la encimera.
Hornea alrededor de 45 minutos. Comprueba que está hecho introduciendo en el centro una aguja larga, debe salir seca.
Deja que enfríe antes de desmoldar. Pasa con cuidado a una rejilla, colocando un plato hondo debajo.
En un cacito pon el azúcar blanquilla y el zumo exprimido de los limones. Diluye y calienta cinco minutos. Retira e incorpora la miel, que se fundirá al contacto del calor.
Pincha con un palillo la superficie del bizcocho. Con una cuchara reparte el almíbar por encima, procurando que absorba por todos sitios. Con lo sobrante que caerá en el plato sigue regando hasta que se haya gastado todo.
Distribuye almendras laminadas sobre el bizcocho y deja que se sequen con el almíbar.
Os gustará ver el brillo tan especial que le queda en la superficie y su sabor intenso a limón que no os va a dejar indiferentes.