Black Mirror: El ojo del Gran Hermano es una pantalla negra

Publicado el 20 febrero 2012 por El Ninho Naranja @NinhoNaranja

La relación entre el hombre y la tecnología es un tema que lleva presente en la ficción desde hace mucho tiempo, me atrevería a decir que desde el siglo XIX. Muchos son los relatos (libros, películas, series) que han abordado este concepto, desde los más realistas a las grandes fantasías, enfocando prácticamente cualquier aspecto imaginable. Y por supuesto, hay cabida tanto para los apocalípticos como para los más optimistas.

Black Mirror es una miniserie creada por Charlie Brooker, periodista, guionista y presentador de televisión, y emitida por Channel 4 (Reino Unido) el pasado 2011. Una serie que plantea algunas cuestiones que pueden resultar algo incómodas. Y es que su título hace referencia a esos espejos negros de los que estamos rodeados: monitores de ordenador, televisores, tablets, smartphones… espejos que nos reflejan y nos observan. Porque lo que resulta incómodo de Black Mirror no es la existencia de toda esa tecnología omnipresente. Lo que realmente incomoda es el uso que hacemos de ella.

(c) Channel 4

Esta miniserie se compone de tan sólo 3 episodios, de entre 45 y 60 minutos de duración cada uno. El primero de ellos tiene una ambientación contemporánea y es el más “realista”: la tecnología que aparece es la que está al alcance de todos y el tema es más directo. Los otros dos se ambientan en un futuro indeterminado, más o menos cercano, y distópico en cierta medida,  en los que se resaltan determinadas relaciones entre las personas y la tecnología y especular hasta dónde nos podría llevar eso.

Los temas que aborda cada capítulo, incluso los dos futuristas, son claramente reconocibles. El primer episodio, The National Anthem, plantea cómo a raíz de un hecho que pone en jaque a un ficticio Primer Ministro británico se desencadenan las reacciones en las redes sociales (Twitter, Youtube). La relevancia social de Internet como medio de comunicación (y la imposibilidad de frenar la informaciónen la red), las nuevas formas de hacer periodismo (móvil en mano) y el morbo como forma de conseguir audiencia son otros de los temas que aparecen.

El segundo episodio (15 Millions Merits) es, como digo, una distopía, en este caso de claro corte orwelliano. Sociedades hacinadas en comunas donde la televisión es omnipotente y sus programas son vistos por todo el mundo. Sí, es televisión a la carta, los programas se pueden ver a la hora que uno quiera, y por un módico precio se pueden saltar los anuncios. Pero al final todos ven los mismos espacios. Eso unido a la virtualización de las relaciones, donde se invierte más dinero en tunear avatares que en cosas reales… y la imposibilidad de luchar contra el sistema.

Cierra la trilogía otro relato (The Entire History Of You) ambientado en un futuro menos disonante pero con un avance tecnológico clave: la posibilidad de registrar todo lo que vemos y oímos en una memoria implantada en el cráneo, para poder reproducirlo más tarde a voluntad. ¿Para qué quieres espiar el Facebook de tu novia si puedes ver exactamente lo que ha hecho? Precisamente ése es el argumento del capítulo. El derecho al olvido en Internet, que hace poco se planteaba en la Comisión Europea, o en este caso el derecho al olvido a secas, es el tema del episodio.

Como veis, los asuntos planteados en cada episodio, incluso camuflados de alegorías futuristas, son parte de la rutina dos punto cero en la que muchos nos movemos. Y de hecho, algunos temas pueden parecer un poco tópicos. En la serie vemos cómo se enfrentan los protagonistas a estos desafíos, pero es el espectador el que tiene que reflexionar sobre el contexto y sacar sus conclusiones. Y esas conclusiones no siempre van a ser positivas. A más de uno se le quedará el culo torcido viendo la serie. Pero quizá merezca la pena ver las cosas un poco negras entre tanto color rosa.

La serie no se ha emitido aún en España, por lo que no tiene versión doblada. Se espera un lanzamiento en DVD para el próximo 27 de febrero, aunque no sabemos si se comercializará en otros países fuera de Inglaterra y el Reino Unido. En cualquier caso, y con independencia de la relevancia que pueda tener en el panorama televisivo actual, los que la han visto son casi unánimes en sus alabranza. Puede que estemos ante una futura serie de culto.

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