Tras la salida del grupo de Ronnie James Dio. La banda de Tommy Iomi tuvo unos cuantos años de inestabilidad dentro de la formación con cantantes que pesaban más en su otros proyectos como es en el caso de Ian Gillan. Adiciones hacia la droga que harían suspender totalmente la gira de presentación en el caso de Glenn Hughes y la sombra de sus dos primeros cantantes Ozzy Osbourne o el propio Dio. Los cuales habrían dejado el listón muy por encima de lo exigible a cualquier cantante. Viendo como su fama y sus ventas tanto en discos como en entradas para conciertos iban menguando notablemente. Hasta que en 1986 se cruzo por el camino de Black Sabbath el cantante nobel Tony Martin. Cantante que con el tiempo sería el segundo frotman que más ha durado en la banda, llegando a militar en ella durante dos etapas de 4 años cada una. Esta entrada no serviría para que la banda volviera al estatus que habrían cogido en la década de los '70 y los primeros años de los '80. Pero si que serviría para asentarse más como grupo basando más sus composiciones en la época de Dio, llegando a sonar más hacia el Hard Rock que al Heavy Metal.
El disco fue un buen disco, pero no para Black Sabbath. Grupo del cual sale las raíces más profundas y las bases donde se ejerció el Heavy Metal (aunque hubiera grupos que se auto-declaraban como una banda de Heavy Metal mucho antes de Black Sabbath). Dando cabida a muchos músicos que nacieron y crecieron con la influencia de los 4 grandes del Heavy Metal. Mientras que la incorporación de unos teclados, podrían haberse materializado en algo tipo Hammond y dar mas profundidad a la guitarra de Iommi, decidieron introducir un sonido mucho más melódico. Pero con sorpresas como "Kill in the spirit world". Un tema mucho más profundo, destacando por ser una canción con las bases un poco más duras del resto del álbum.