Black Swan

Publicado el 24 febrero 2011 por Fernandoramos
El cerebro humano tiene un lado oscuro y profundo, en donde se esconden cosas que pueden asombrar a cualquiera. Cuando un director trata de bucear en ese lado oculto, siempre que lo haga bien, resultan piezas cinematográficas perturbadoras.
Darren Aronofsky es un cineasta que intenta, de forma recurrente, entrar en la mente de los personajes y exponer, en carne viva, el tormento que sufren, provocado por la actividad que ocupa su vida. Dos títulos previos, Pi, excéntrica producción acerca de un matemático y The Wrestler, formidable puesta en escena de los últimos días de vida de un luchador, son muestra de lo anotado.
La búsqueda de Arronofsky se prolonga con la aparición de Black Swan, la historia de Nina (Natalie Portman), una bailarina de ballet, obsesionada con lograr la perfección, cuya meta es obtener el papel principal en la compañía de danza en la que trabaja. Las posibilidades se abren cuando Beth (Winona Ryder), la titular, es despedida, por causa de la edad. Debe ser reemplazada y Nina sería la sustituta natural, de no ser por la aparición de Lily (Mila Kunis).
Pocos papeles dan la oportunidad a una actriz de adentrarse y desaparecer, en Black Swan sucede. Desde el primer fotograma surge la bailarina y es imposible reconocer a Natalie Portman; solo se ve a Nina y su tormento. Es un personaje complejo y de altísimo grado de dificultad, no por el deterioro físico, que salta a la vista, más por las implicaciones sicológicas y la capacidad actoral necesaria para representarlo. La interpretación de Portman tiene infinidad de matices y provoca que las emociones del espectador se acumulen, para estallar en la escena final.
La actriz israelí supera cualquier trabajo que haya hecho hasta ahora y construye un personaje iconográfico, de aquellos que ganan espacio en las recopilaciones conmemorativas.
La cinta es la representación de las diferentes etapas de la bailarina: Lily es la juventud, Nina la edad adulta, Beth el ocaso, y Erica (Barbara Hershey) la madre que se proyecta en la hija.
El guión es el talón de Aquiles del filme, quizá la intención del escritor fue dejar que el espectador decidiera qué es realidad o fantasía; en ese sentido, Arronosfky se apega al libreto y no acierta a desenredarlo.
Black Swan es una producción de gran belleza visual, el director echa mano del recurso de los reflejos, para mostrar la fragmentada personalidad de la protagonista, con lo que consigue crear ambiente de suspenso. No es una película redonda, pero supera con creces al promedio.
Calificación 9/10