Cualquiera que haya participado en una clase de Ballet alguna vez en su vida sabe lo que es torturarse por la belleza y el arte. El ballet fue inventado para deleitar a la nobleza con más belleza y perfección de la que ya tenían, por eso el ballet es una disciplina ruda y férrea, solo se trata de conseguir una perfecta belleza al precio que sea. En el ballet la mujer es la protagonista exclusiva, los bailarines masculinos solo existen para alzar al vuelo a las hermosas ballerinas. La cinta Black Swan, dirigida por Darren Aronofsky, polémica y atractiva, solo trata de eso, la tortura física y sicológica a la que es sometida una joven bailarina de ballet. En la vida de Nina Sayers, interpretada por Natalie Portman, no hay nada más que el ballet, su madre fue bailarina y su mundo todo gira en torno a él. Su meta es protagonizar El Lago de los Cisnes, pero debe ser capaz de interpretar los papeles del Cisne Blanco y el Cisne Negro, el problema está en dejar aflorar su propio lado oscuro para interpretar al Cisne Negro. Entonces comenzará la tortura y el proceso de desdoblamiento de Nina.