La violencia que sufren Tamara, Mª del Águila, Francisca, Otilia y muchas más las ha llevado a la tumba a manos de sus compañeros sentimentales, auténticos asesinos que sólo así, de manera cobarde y causando la muerte, podían soportar perder lo que creían que era suyo y carecía de dignidad y sentimientos. Más de 50 mujeres han perdido la vida en España este año, como las citadas anteriormente, a causa de la sinrazón de un machismo que desea mantener situaciones de desigualdad en las que impone su dominio sobre la mujer. Una situación que atenta contra la dignidad, la libertad y la integridad de la mujer, sin que la sociedad sepa reaccionar con contundencia y eficacia para erradicar una lacra que ya acumula, desde el poco tiempo que lleva contabilizándose, tantas víctimas mortales como el terrorismo de ETA en toda su macabra historia.
Para Sandra, Antonia, Divina y tantas otras no ha existido un viernes negro, sino todo un año negro que se ha cebado con sus vidas para sepultarlas bajo la losa del olvido y el desinterés de una sociedad que no ha sabido defender el más preciado de sus derechos humanos: la vida. La violencia contra la mujer es un cáncer que debemos erradicar en toda sociedad que se considere civilizada. Y un problema que nos concierne a todos, a fin de evitar que se produzca otro black year para la mujer.