En la Inglaterra de 1820 la única carrera para la mujer es casarse. Pero Kate Worthington conoce su corazón y sabe bien que nunca lo hará. Su plan es viajar a la India, aunque solo sea para encontrar la paz que le pide su espíritu inquieto y para escapar de una familia a la que aborrece. Sin embargo, su entrometida madre tiene otros planes para ella, así que le plantea un trato: podrá ir a la India, sí, pero solo tras haber conseguido—y rechazado— tres propuestas de matrimonio.
Decidida a cumplir su parte del trato, Kate parte hacia la mansión de Blackmoore, para pedir ayuda a su amigo de la infancia, Henry Delafield. ¿Será capaz de rechazar una propuesta que, en realidad, es lo único que puede dar alas a su corazón?
Me incliné ansiosamente hacia adelante y él se hizo atrás para que disfrutara de toda la panorámica de Blackmoore por vez primera. Miré y miré. La luz del día se estaba extinguiendo y el cielo se estaba tiñendo de añil, pero el edificio que se erigía entre el cielo y el océano parecía negro como el carbón... No sé si fue mi imaginación o un ardidde la luz, pero por un instante la casa me pareció una enorme ave rapaz con las alas desplegadas, lista para saltar desde el precipicio y echar a volar por el cielo desierto.
El desarrollo de la autora es notable en esta segunda novela. La historia tiene más fuerza y nos entrega unos personajes bien desarrollados (y algunos llenos de misterios). Si la autora mejoro tanto de un libro al otro, me pregunto qué pasará cuando haya escrito, no sé, al menos otros dos libros. Seguro que terminara por entregarnos unas joyas.
Uno de los puntos que más me gusto del libro fue la mansión Blackmoore, pues una casa llena de misterios que le dará un aire muy diferente a la historia. Ahora la autora no solo se centra en el romance como en su novela anterior, sino que le mete más ingredientes a la historia y la mansión es uno de los ingredientes principales que me dejo con un gran sabor de boca.
Creo que la belleza más profunda se encuentra en lo que nuestro corazón ama –confesó en un susurro apartando la vista de las cintas y clavándola en mi rostro-. Y yo amo este lugar, Kate, más que ninguna otra cosa. Para mí es mucho más que un lugar hermoso, es mi hogar, es… -Hizo una pausa y entrecerró los ojos, como si estuviera mirando directamente al sol a pesar de que su mirada no se había desviado de mi rostro-. Es lo que quiero ver cada día durante el resto de mi vida.
Los dos protagonistas que se nos presentan en esta novela también son muy diferentes a la novela pasada, por su parte Kate es menos soñadora y más realista, aunque eso sí, peca de ingenua algunas veces. Henry por su parte es perfecto. Una cabello galante que intenta hacerse notar ante su dama.
Y ya que estoy hablando de los personajes no puedo no hablar de la madre de Kate, la cual me hizo querer matarla todas y cada una de las veces que la vieja arpía aparecía. Maldita vieja manipuladora, no podía esperar a que le dieran su merecido y que luego unos caballos pasaran por encima de ella seguidos de un carruaje o tal vez dos xD
Me di la vuelta, aunque no estaba preparada para lo que vi. La imagen me dejóboquiabierta antes de que pudiera evitarlo. Henry se había puesto los pantalones, solo hasta la altura de la cadera, y nada más. La luna hacía brillar su torso y sus hombros desnudos, salpicados de gotitas de agua. Su piel era tersa y su cuerpo más musculoso de lo que jamás habría imaginado. Sus músculos, firmes y definidos, no parecían tener fin. Henry estaba allí plantado con toda naturalidad, como si parecer un auténtico dios griego fuera algo de lo más normal.
No le puedo dar una calificación perfecta al libro porque hay aun algunos pequeños detalles que estoy completamente segura la autora superará en su siente libro. Además a pesar de ser una novela romántica tierna y dulce, a mí me siguen faltando un poco de chispa en los diálogos. Culpa de Julia Quinn y Teresa Medeiros que me han acostumbrado a sus protagonistas de lenguas mordaces.