Harrison Ford consigue, con este papel, demostrar que no solo era un actor de aventuras y un héroe simpaticón, sino que podía darnos a conocer el lado más oscuro y dramático en sus personajes y resultar igual de efectivo. Su semblante serio, continuamente pensativo y con esos aires de tristeza de los que dota a su personaje van a la perfección con esa mezcla que es la película de film-noir y ciencia ficción.
Desde luego, éste es (junto a Único Testigo y Frenético) el mejor trabajo de Harrison Ford. Demostró que estaba a la altura de las circunstancias y que su éxito no era casualidad; que valía muchísimo como actor y que cualquier proyecto en el que se embarcaba merecía mucho la pena a nivel cinematográfico. En Blade Runner nos regala momentos y escenas maravillosas a la vez que nos da un motivo más para seguir considerandolo como una leyenda viva del cine.