Blanca Cabañas: «Me gusta que, en mis novelas, el lector tenga la sensación de haber aprendido algo»

Publicado el 18 julio 2024 por María Bravo Sancha @Labocadellibro

Blanca Cabañas (Chiclana, Cádiz, 1991) es maestra de Educación Especial y pedagoga y completó su formación con un máster en Necesidades Educativas Especiales y Atención Temprana. Cuenta con distintos reconocimientos. En 2018, su obra Katchi es premiada como mejor relato corto en el III Certamen Literario Dos Hermanas Divertida. En 2019, consigue el accésit a mejor novela corta en el XXIX Certamen Calamonte Joven con Un buen vecino. En 2020, su relato Vivir se convierte en ganador del VIII Concurso Relato Breve Projecte LOC de Cornellà de Llobregat. En 2021, su relato La línea se hace con el primer premio en prosa en el Certamen Literario Ciudad de Chiclana. En 2022, publica su primera novela con Suma, Perro que no ladra, que cautiva a los acérrimos del género. Vuelve con El hambre del pelícano, un thriller crudo y ambicioso que se vale de la Chiclana más oscura como escenario.


P.- ¿De qué trata El hambre del pelícano, Blanca?

El hambre del pelícano comienza con una premisa muy potente: aparece un cuerpo sin vida a los pies de los acantilados de Sancti Petri y, a priori, la Guardia Civil no puede identificar quién es. A partir de ese momento, el tiempo se pliega y se bifurca en dos líneas temporales: viviremos los quince días antes de la muerte y viviremos la investigación en el presente de la mano de la última persona que vio con vida a la víctima.

P.- Alfredo, un camarero de la playa de Sancti Petri, nos ayudará a desentrañar el misterio del asesinato de una joven. ¿Por qué quisiste dar más visibilidad a este personaje que a un investigador cualificado (policía, guardia civil, etc.)?

Ya hay mucha variedad de novela negra donde el peso de la investigación recae sobre un profesional. Me parece más divertido que, aunque estos personajes aparezcan en mi novela, interpreten un papel secundario y en las primeras filas de la investigación se encuentre un personaje que, sin esperarlo, tropiece con el suceso y se vea con la responsabilidad atribuida de buscar respuestas. Además, creo que el lector puede vivirlo en primera persona y empatiza más porque dispone de los mismos medios para averiguar qué ha pasado.

P.- Hablas sobre la cultura fenicia, ¿cómo fue esta labor de documentación?

Fue uno de los procesos más complejos en la creación de esta novela y, en parte, si he tardado dos años en volver a publicar ha sido por esta ardua tarea. La historia parte de información real que he tenido que contrastar para, a partir de ella, crear ficción, así que tenía muchos flecos que cortar. En la novela se habla de un santuario fenicio levantado hace 3000 años para rendir culto a la deidad Melkart. La ubicación de este santuario, a día de hoy, sigue siendo un misterio, pero todas las pesquisas apuntan a que se encontraría en algún punto del caño de Sancti Petri. Y esto se cree gracias a las estatuillas que representan a Melkart que han aparecido en estas aguas. 

»En mi novela lo que hago es poner a los personajes, e incluso al lector, en la situación de qué harían si hallaran una reliquia de semejante valor histórico y, por consiguiente, económico: se lo entregarían a su legítimo dueño, el Estado, o se la quedarían e intentarían sacar provecho de su valía. Para construir la historia, he leído muchísimo sobre estas piezas arqueológicas, he visitado el Museo de Cádiz, donde se encuentran la mayoría de ellas, he hablado con profesionales encargados de la restauración y conservación y he podido ver con mis propios ojos el taller donde se someten a baños prolongados a estas piezas procedentes de entornos subacuáticos antes de ser expuestas en vitrinas.

P.- En el año 2022 te entrevisté para que nos hablases de tu novela Perro que no ladra. Me inquietan los títulos con alusiones a animales. Háblame un poco de ellos y dinos cuándo eliges el título de la obra que estás escribiendo.

El título lo elijo cuando ya he empezado a escribir, pero el concepto que hay detrás lo tengo que tener claro antes de meterme de lleno en la historia, porque aunque no trabaje con escaleta, sí que tengo una dirección que seguir, unos giros previstos y un final al que llegar. Lo de mis títulos está dando que hablar, se está convirtiendo en un rasgo distintivo en mis novelas y siento que a los lectores les crea mucha curiosidad descubrir su por qué.

P.- En Perro que no ladra quisiste hablar sobre temas psicológicos, y en El hambre del pelícano sobre el patrimonio de arte fenicio que hay en Cádiz. ¿Por qué ese cambio?, ¿por qué querías hablar sobre este tema patrimonial?

Me gusta que en mis novelas el lector no solo encuentre un thriller entretenido, sino que también se lleve algo interesante al cerrar el libro, la sensación de haber aprendido algo. Por ello, parto de fuentes de conocimiento que a mí, por algún motivo, me han fascinado y que quiero compartir con él. En El hambre del pelícano quería valerme de la ambientación, de Chiclana, de las leyendas que circulan en torno al castillo de Sancti Petri, del origen fenicio tan desconocido y antiguo de Cádiz y de esa emoción tan primigenia, corrosiva y universal que es la avaricia.

P.- Has escrito otra novela ambientada en Chiclana de la Frontera, ¿te gustaría dar el salto a otras provincias, quizá fuera de Andalucía?

Si antes te decía que los nombres de mis novelas se estaban convirtiendo en un sello de identidad, siento que lo mismo está pasando con la ambientación. Chiclana es una localidad muy conocida por su turismo, pero pocos se paran a conocer su historia. Me gusta pensar que gracias a mis novelas aporto un granito de arena y, tanto los lectores que la disfrutan como los que no la han pisado nunca, pueden verla y conocerla de forma diferente después de haber leído alguna de mis novelas. Puede que en algún momento me despegue de estos escenarios, pero me apetece seguir escribiendo sobre mi tierra. Creo que eso aporta verdad a lo que cuento.

P.- Hemos pasado del ecuador del año. ¿Qué dos novelas te han gustando más de lo que llevamos de año?

No son novedades, pero sí lecturas que tenía pendientes desde hacía tiempo y que he disfrutado mucho: La paciente silenciosa de Alex Michaelides y El extraño verano de Tom Harvey de Mikel Santiago.

P.- ¿Qué elementos te gusta que tenga una novela de suspense para que te enganche? 

Me gusta mucho encontrarme en las novelas elementos mitológicos, creencias tradicionales, supersticiones, brujería, rituales... Y, de hecho, siempre hay algo de eso en mis novelas, porque me gusta poner en el aprieto a los personajes de hasta dónde llegarían por sus creencias.

P.- Cuéntanos, ¿hubo alguna novela que te marcase especialmente en algún momento de tu vida?

Los libros que me partieron todos los esquemas y con los que realmente empecé a disfrutar de la lectura fueron los de Harry Potter. Siempre hay un guiño en los agradecimientos de mis novelas al mundo fantástico que creó J. K. Rowling, porque me encantaron en su día y regaron esa semillita que ya había en mí de la escritura.

P.- Es verano y necesitamos lecturas. ¿Te apetece recomendarnos una novela negra ambientada en un pueblo español?, ¿y otra novela que no tenga nada que ver con tu género?

La novela negra por excelencia ambientada en un pueblo español es El guardián invisible de Dolores Redondo. Ahora mismo estoy leyendo una novela histórica, La maestra, de José Antonio Lucero, muy recomendable.

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 Entrevista del 13/10/2022 a Blanca Cabañas

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