No creo que sea para tanto, y menos para triunfar como ha hecho en la gala de los Goya. Correctísima y bien hecha son las dos formas más sensatas de definir esta apuesta de Blancanieves folklórica y nacionalista.
Curiosa y diferente es la forma de ver como el realizador ha presentado este cuento de los Hermanos Grimm. Según reza el director se ha llevado 10 años para poder sacar adelante este proyecto que se me antoja más notorio de lo que es en sí. Han/hemos querido competir con las grandes superproducciones del momento y se me queda pobre. Mejor dicho se me antoja español. Mira que soy un defensor a ultranza de nuestro cine pero cuando acaba Blancanieves te ha dejado ese regusto a pescado en blanco que ni llena ni te satisface.
Ahora lo lógico y normal sería decir que es un peliculón y que está genial, pero no puedo nada más que alabar los detalles técnicos y la actuación de Maribel Verdú. Siempre ha sido una señora en pantalla y se morirá siéndolo. Una de las grandes de este país que por desgracia no ha dado el salto a jollibú.
La fotografía es magnífica y como no podía ser menos está a cargo de uno de los grandes de este país como es Kiko de la Rica. Pablo Berger (éste fue el que hizo Torremolinos 73) ha sabido exprimir una historia que ya está más que manida dándole una vuelta de tuerca con claro carácter nacional. La forma de narrar la película no termina de convencerme. Seguramente ahí es donde creo que el director no ha terminado de conjugar el cine mudo y la forma de expresarse de los actores, mucho mejor en The Artist por poner un ejemplo del cine mudo de ahora (y eso que The Artist no me gustó, aunque sea un sacrilegio decirlo para el populo).
Lo curioso es que Blancanieves es torera y su madrastra una terrateniente advenediza al poder y el pecunio. Todo esto está rodado en Cataluña y allí es donde ha sido más galardonada y premiada. Curioso ¿verdad? Un sitio donde están prohibidos los toros y el espionaje y el choriceo están a la orden del día.