Erase una vez una muchacha llamada Kristen que vivía en un reino de estrellas rutilantes. Su presencia no se elevaba a la altura de las más admiradas, pero poseía una belleza triste, crepuscular, que eclipsaba la luz de las demás. Aunque en no pocas ocasiones traspasaba irritantemente la frontera de la languidez, la fama de Kristen fue alcanzando cotas inesperadas, cuestión de gustos, y llegó a oídos de la malvada e imponente reina-bruja. Ésta había sido superada en hermosura según su espejo mágico, sin duda enajenado por el magnetismo y la juventud de “BlancaKristen”, porque comparar a Kristen Stewart con Charlize Theron son palabras mayores. Mas dominada por la ira, encomienda a Thor (también conocido en pequeños círculos como Chris Hemsworth, el cazador del cuento o el marido de Elsa Pataki) su captura, pero el noble corazón de éste y la personalidad de la protagonista acaban por convencerle de que cambie de bando en lo que se va poco a poco transformando de un cuento popular a una historia épica y oscura de capa y espada…
Cabalgando en la ola de esta fiebre que le ha dado al mundo del cine por adaptar/actualizar cuentos infantiles, a diferencia de la fallida predecesora Mirror Mirror, la cinta que nos atañe pretende tomarse en serio lo que narra y este hecho supone a la vez una gran virtud y parte del despropósito de guión que evidencia que las partes relativas al cuento clásico han sido introducidas con calzador (la desafortunada aparición de los enanos es claro ejemplo de ello), desentonando en lo que tiene clara vocación de Juana de Arco en un escenario híbrido entre Willow, Juego de tronos, La princesa prometida y El Señor de los Anillos.
Con tanta reminiscencia a propuestas anteriores la producción no puede evitar el cartel de pastiche, aunque posea de una puesta en escena visual realmente poderosa y un comienzo muy prometedor, cargado de lirismo, que se va diluyendo sin llegar a caer en ningún momento por el abismo de la nada. El reparto encaja muy bien en su papel (sí, la Stewart también) y demanda a gritos un guión más cuidado con unos personajes menos planos para haber dado el do de pecho, y a la destacable música ambiental a cargo del gran James Newton Howard hay que añadir pasta gansa bien gastada en efectos y vestuarios excelentes y unos títulos de crédito finales dignos de una película más grande que ésta. Todos estos elementos contribuyen a que la envoltura del montaje final con lazo y todo (rojo, nunca rosa, que iría en contra la refrescante pincelada feminista de la historia) prometa más de lo que da y magnifique el resultado final casi hasta el punto de engañar a nuestros sentidos.
La diseñadora Colleen Atwood es la encargada de crear el vestuario en Blancanieves y la Leyenda del Cazador.
Blancanieves y el cazador", Charlize Theron tuvo que vestirse con cientos de plumas de gallo cortadas a mano, miles de alas de escarabajo iridiscentes de Tailandia y una corona particularmente imponente.Los trajes, algunos de ellos en exhibición en una galería de Los Angeles en antesala al estreno del filme el viernes, representaron una variedad de nuevos retos para la diseñadora de vestuario ganadora del Oscar Colleen Atwood.Desde los ribetes de cuero en los pliegues del vestido de novia hasta los adornos verdes metálicos en el traje con alas de escarabajo, la ganadora de tres premios de la Academia nueve veces nominada experimentó con materiales para la oscura interpretación del clásico cuento de hadas dirigido por Rupert Sander."La idea del cuento de hadas te libera en cierto modo porque puedes inventar", dijo Atwood. "Y a mí me encanta inventar".La diseñadora creó un conjunto acorazado digno de una reina revistiendo cota de malla con laminado de cuero y crin de caballo y rematando con una corona particularmente puntiaguda de metal.
“El vestuario de un personaje como Ravenna puede describirse como la alta costura del cine”, dice la diseñadora. “Diseñar trajes para alguien que mide 1,80 ya es tremendo, pero no puede haber un personaje como Ravenna sin una Charlize Theron para que el vestido cobre sentido. Son trajes que algunas actrices considerarían aplastantes”.
Colleen Atwood buscó telas por todo el mundo, desde caparazones de escarabajos tailandeses, pasando por telas hechas en Turquía y lentejuelas fabricadas en China, hasta cotas de malla diseñadas en el Reino Unido, pero hechas en India, así como joyas muy especiales diseñadas por la famosa CATHY WATERMAN.