La imposibilidad de seguir con el contrabando organizado, ante la persecución desatada contra el mismo por los guardacostas y corsarios españoles, decidió a Londres por la opción de la guerra. El capitán pirata inglés Robert Jenkins, fue apresado en 1731 por el capitán español Julio León Fandiño Según el testimonio de Jenkins, que compareció en la Cámara de los Comunes en 1738, Fandiño apresó su nave, lo sometió a terribles martirios y le cortó una oreja al tiempo que le decía: «Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve».
Conmocionado, el Parlamento estimó que aquello era la gota que colmaba el vaso de la paciencia inglesa, pues se sumaba a otros muchos factores, como la negativa española a pagar 95.000 libras por los mercantes que habían capturado a su graciosa majestad y a la falta de colaboración española al no escoltar al navío de permiso. Los españoles interpretaron esta guerra como una forma de eludir el pago de los derechos que la South Sea Company debía a la Corona española por el asiento de esclavos y el deseo de prolongar los privilegios obtenidos en el Tratado de Utrecht.
Las dos naciones hicieron preparativos militares: ofensivos, los ingleses, y defensivos los españoles. Los primeros consistían en cortar las comunicaciones marítimas de la península con sus colonias, destruir el potencial defensivo español que protegía el comercio del Caribe y, finalmente ocupar la zona del istmo para establecer un dominio inglés que permitiera el comercio libre interoceánico. Lo primero se intentó colocando una flota de guerra frente a las costas gallegas, que fracasó en su objetivo. Lo segundo se confió al almirante Vernon, quien debía destruir las fortificaciones de Portobelo, Cartagena y el río Chagres. Lo tercero se llevaría a cabo posteriormente mediante una operación combinada: el almirante Anson (que partía de inmediato con una flotilla hacia el cabo de Hornos para remontar luego Sudamérica) atacaría la costa pacífica panameña, mientras que Vernon lo haría simultáneamente a la costa atlántica. Tras destruir la resistencia española en Panamá se ocuparía la zona.
Los planes defensivos españoles consistieron en crear un virreinato en el norte de Sudamérica y organizar tres Comandancias Generales en Caracas, Cartagena y Panamá para salvaguardar el Caribe. La de Caracas comprendería las Gobernaciones de Venezuela, Maracaibo, Cumaná y río Orinoco (Guayana), Trinidad y Margarita. La de Cartagena, los territorios de su gobernación, de la de Santa Marta y de Riohacha. La de Panamá comprendería los de Panamá, Portobelo, Darién, Veraguas y Guayaquil.
Los acontecimientos se precipitaron en agosto de 1739. La flota de Vernon se preparó para el ataque y la de Anson partió para el Pacífico el día 10. El 20 la Corona española mandó crear el virreinato de Santa Fe. En noviembre, Inglaterra declaró oficialmente la guerra a España, y Vernon atacó, tomó y destruyó Portobelo. La llave de las flotas dejó de existir y los buques españoles que habían subido hasta Panamá para realizar el comercio habitual retrocedieron hasta Guayaquil y tuvieron que intercambiar las mercancias con Cartagena a través de la ruta Quito-Pasto-Santa Fe-río Magdalena.
En 1740, Vernon volvió a Panamá y penetró por el río Chagres para destruir el fuerte de San Lorenzo. Luego se hizo un tanteo de fuerzas contra Cartagena que demostró la fortaleza de la plaza (ya estaba integrado el virreinato y su primer virrey, don Sebastián Eslava, estaba al frente de la ciudad).
Al fin, en 1741 Vernon atacó Cartagena con un dispositivo militar espectacular y sin precedentes. La fuerza expedicionaria inglesa estaba compuesta por 51 buques de guerra y 135 barcos para el transportes de tropas y suministros, con más de 2.000 cañones. A bordo trasladaba un ejército de invasión de 30.000 hombres.
Las fuerzas españolas eran claramente inferiores: una guarnicióncompuesta por unos 3.500 hombres y 6 navíos de línea, bajo el mando del marino español don Blas de Lezo, gracias a cuyas cualidades Cartagena resistió y los ingleses tuvieron que retirarse al cabo de dos meses, totalmente derrotados con casi 18.000 muertos. Esto significó el fracaso total del ambicioso plan inglés para desmantelar las fortificaciones españolas en el Caribe.
En 1742 se lanzó la operación final. Vernon tomó fácilmente Portobelo el 25 de abril y trató de atravesar el istmo con dirección a Panamá, pero encontró mucha resistencia española. Supo además que Anson no había conseguido llegar a la costa pacífica panameña puesto que había quedado desarbolado al pasar el cabo de Hornos y perdió luego tres meses en reparar las dos únicas naves que le quedaron en las islas de Juan Fernández. Además los españoles enviaron contra él fuerzas desde Cartagena y Lima, por lo que Vernon desistió de la empresa y se reembarcó para Jamaica el 11 de Junio. La guerra no tuvo otras consecuencias que la destrucción de Portobelo, pero eso bastó para desarticular el anticuado sistema de flotas.
El virreinato de Nueva Granada, organizado en 1740 por Sebastián de Eslava, integraba en su frente atlántico las costas desde Chiriquí hasta la Guayana, mientras que en el Pacífico iba desde el golfo Dulce hasta Guayaquil. Se respetaron las Audiencias existentes (Santa Fe, Quito y Panamá) y finalmente se formaron las tres Comandancias Generales. La Real Hacienda se centralizó en Bogotá, como anteriormente, pero a Caracas se le permitió hacer remisiones directas a España, si bien enviando duplicados de las cuentas al Tribunal de Santa Fe.
A pesar de que la actividad bélica concluyó en 1742, los ingleses no desistieron de su proyecto de dominar la zona del istmo de Panamá para realizar su contrabando. Protegieron a sus comerciantes ilegales y establecieron una plaza fuerte en la ciudad española de Natá, sobornando a los funcionarios locales. Así consiguieron traficar entre los dos océanos. Nació una verdadera mafia de contrabandistas, con almacenes, embarcaciones y más de 500 empleados y numerosos esclavos. En 1745 habían logrado establecer una verdadera "república independiente" mediante la compra y soborno de funcionarios y el terror sobre la población. Para proteger su inversión, los ingleses enviaron una expedición militar desde Jamaica al mando del capitán Samuel Graws, que incluso levantó un fuerte inglés en territorio español, lo que llevó a que los mafiosos de Natá izaran la bandera inglesa y se pusieran bajo la protección de "su graciosa majestad".
Entonces, el comandante general de Panamá entendió que las cosas habían llegado demasiado lejos y decidió actuar. Organizó fuerzas en distintos lugares y las hizo converger hacia Natá, encerrando a los contrabandistas en una auténtica bolsa que lograron romper para escapar. Peró destruyó su flotilla y sus almacenes y finalmente fue capturando, uno por uno, a los cabecillas, que fueron ajusticiados a continuación. Bibliografía:
Navarro, L. (coord.) (1991). Historia de las Américas. Tomo III. Madrid: Editorial Alhambra Longman.
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