Blas de Otero. Obra completa (1935-1977). Edición de Sabina de la Cruz con la colaboración de Mario Hernández. Introducción de Mario Hernández y Sabina de la Cruz.Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2013.
Frente al perezoso estereotipo crítico que transmite la imagen fija del poeta existencialista o la del poeta social, Blas de Otero fue un poeta en marcha. Su obra, en constante evolución y sometida a una implacable autocrítica inconformista, tiene por eso un valor añadido: refleja el proceso de evolución que sigue la poesía española a lo largo de cuatro décadas desde el arraigo al desarraigo, desde la poesía desarraigada a la poesía social y de esta, tras una crisis que él percibió de forma lúcida y temprana, a la mayor exigencia formal, al mayor riesgo expresivo de sus últimos libros.
Y es que nada falsifica más la obra de Blas de Otero que la persistencia de esos clichés repetidos por una crítica poco atenta o muy interesada en el desprestigio del compromiso político en literatura. Es verdad que hay un Blas de Otero atormentado al borde del precipicio en Ángel fieramente humano y luego un antifranquista que tenía que publicar sus libros más reivindicativos en París, Cuba o Puerto Rico, porque aquí la censura no se lo permitía.
Pero esas son dos fotos fijas que no reflejan el proceso de una poesía en movimiento perpetuo, alejada de certezas y en constante cuestionamiento de sus límites, de sus obligaciones éticas y estéticas y de su eficacia literaria o política.
La poesía de Blas de Otero es la de un poeta consciente que no limita su rebeldía al terreno del desamparo existencial o al de la protesta contra la dictadura de Franco. Exigente consigo mismo antes que con nadie, nunca se acomodó en una manera que pudiera degenerar en amaneramiento ni se instaló definitivamente en la comodidad acrítica de ninguna tendencia. Pasó del existencialismo desgarrado de Ancia al coexistencialismo y a la palabra militante de Pido la paz y la palabra. Y desde allí saltó al experimentalismo sereno y controlado de Historias fingidas y verdaderas.
Entre el temprano Cántico espiritual y el póstumo Hojas de Madrid con La galerna transcurren cuatro décadas en las que la poesía de Blas de Otero se convierte en índice, en paradigma inmejorable de la evolución general de la poesía española.
Por ejemplo, en sus últimos poemas –los más de trescientos de Hojas de Madrid- sigue viviendo el Blas de Otero comprometido con su entorno y atento a lo que le rodea, persiste el existencialista (el coexistencialista, prefería decir él) que reflexiona visceralmente sobre el sentido de la vida y la escritura, pero además aparece el poeta más arriesgado con la experimentación verbal, el de expresión más libre, el que reescribe un famoso verso de Neruda para hacerle decir Puedo escribir los tristes más versos esta noche.
La falsa imagen unívoca y monolítica de Blas de Otero desaparece si se tiene en cuenta que en su obra coexisten siempre en tensión -con momentos de mayor relevancia de un registro o de otro- el yo autobiográfico, el yo lírico y el yo histórico. El complejo equilibrio de esas perspectivas poéticas explica no solo la variedad de metros, temas y tonos, sino las diversas influencias y homenajes que emergen en sus libros: desde Fray Luis a Neruda, desde Machado a Juan Ramón – una presencia constante que descoloca a quienes viven en la pereza del tópico- desde Rubén a Alberti, desde Vallejo a Miguel Hernández.
Porque Blas de Otero se sentía depositario de un legado poético que viene de Manrique y llega a Cernuda, pasa por los místicos y por Withman, por Aldana y Bécquer, por Quevedo. Pero Otero sabía que ese legado es algo vivo, sometido a nuevas asimilaciones, a relecturas que generan la reescritura actualizada de la tradición, revitalizada en su voz personal, tamizada por su experiencia y su mirada contemporánea sobre la realidad.
La búsqueda y la insatisfacción orientan la palabra viva, “móvil y cambiante” de su poesía, como señala Mario Hernández en la introducción a la Obra completa (1935-1977) de Blas de Otero, que se reúne por primera vez en un volumen editado por Sabina de la Cruz y publicado por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Un volumen con su obra en verso y prosa, en el que se recogen todos los libros que el poeta publicó en vida, más el póstumo Hojas de Madrid con La galerna- editado también en Galaxia Gutenberg en 2010- y tres libros inéditos: Poesía e Historia, Historia (casi) de mi vida y Nuevas historias fingidas y verdaderas.
La edición de la obra total de Blas de Otero es una aportación decisiva que refleja la vitalidad poética de un hombre que no se rindió nunca, el crecimiento de una poesía de profundidad progresiva y en constante búsqueda.
Una meritoria y compleja labor de edición de Sabina de la Cruz y Mario Hernández, que además de ordenar los inéditos han tenido que recomponer todo aquello -y no fue poco- que mutiló la implacable censura franquista para ofrecer un recorrido completo por sus múltiples registros estilísticos, por su variedad temática y por las distintas propuestas estróficas que exploró en su obra poética, desde el soneto clásico hasta la forma popular y desde el verso libre hasta los poemas en prosa.
En la última sección del libro, Complementos, doscientas páginas recogen los textos inéditos y dispersos ordenados cronológicamente, traducciones de poetas rusos o de Nâzim Himet, un poeta turco que le influyó mucho, y una abundante muestra de declaraciones y entrevistas en las que Blas de Otero –que siempre quiso averiguar cómo se salva la distancia entre la vida y los libros- habla de su vida y su obra fieramente humana, viva, cambiante y variada.
Esa variedad contrasta con la unidad que les otorga a los versos de Blas de Otero la autenticidad de una de las voces imprescindibles de la poesía española del siglo XX.
Santos Domínguez