El Mundial de fútbol femenino tendrá lugar entre el 6 de junio y el 7 de julio de 2015 en Canadá y, por primera vez en la historia de los Mundiales, la competición se desarrollará en estadios de césped artificial. Un grupo de 61 jugadoras de 13 países diferentes, entre las que se encuentran Vero Boquete (capitana de la selección española) y las tres nominadas al Balón de Oro 2014, presentaron el 1 de octubre de 2014 una denuncia ante el Tribunal de Derechos Humanos de Ontario por considerar que las estaban tratando de forma discriminatoria. Sin embargo, el 21 de enero de 2015 fue retirada la querella.
Respecto a la suspensión de la denuncia existen varias versiones: que las féminas han recibido presiones de sus respectivas selecciones para que no apoyasen la demanda, que no iban a conseguir nada y las deportistas debían centrarse en en preparar el Mundial (en palabras de Vero Boquete) o que la retirada de la querella se ha producido tras incluirse a las futbolistas en el Plan de Protección de Clubes, un seguro médico que las proveería de indemnización en caso de resultar lesionadas durante la competición. Que cada cual se crea la versión que considere oportuna, aunque si intentamos considerar la igualdad en ambos deportes, resulta llamativo que las mujeres no estuvieran incluidas en este Plan de Protección.
Según manifestó en octubre el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, a la revista alemana Sport Bild, "garantizamos que en términos de calidad el Mundial femenino no será inferior en ningún aspecto al Mundial masculino". Estas declaraciones contrastan con la decisión de la FIFA de mantener el Mundial femenino sobre hierba artificial, ya que, según explicaron las jugadoras, no solo el tipo de juego es diferente (la pelota no bota igual y el esfuerzo muscular es mayor, lo que repercute en los tiempos de recuperación), sino que la posibilidad de lesión se incrementa (la demanda iba acompañada de fotografías que mostraban piernas heridas y calcetines ensangrentados para demostrar la importancia de sus reivindicaciones).
Blatter, no contento con exponer que la calidad sería igual en los Mundiales de ambos sexos, proclamó que " el césped artificial es el futuro del fútbol ", y que "las normas de la FIFA ya lo permiten desde hace años en los Mundiales masculinos". Estas declaraciones contrastan con los hechos, ya que los 20 Mundiales masculinos que se han disputado en la Historia de este deporte se han celebrado en campos de hierba natural. De hecho, los terrenos de juego previstos para los dos próximos Mundiales masculinos (Rusia 2018 y Qatar 2022) también serán de césped natural.
Para ilustrar el muchísimo interés que tiene el presidente de la FIFA por el fútbol femenino, voy a relatar una anécdota que le ocurrió a Blatter en la Gala Ballon D´Or 2014, celebrada el pasado 12 de enero en Zúrich, en el momento en que fue a saludar a las tres nominadas al Balón de Oro femenino: Abby Wambach (estadounidense, premiada en la edición de 2012 y cabeza más visible de las protestas), Marta da Silva (brasileña, cinco veces galardonada con el trofeo y otras cuatro veces finalista) y Nadine Kessler (alemana y actual ganadora).
Según relata Abby Wambach, hubo un momento en que estaban ella y su esposa, la también futbolista Sara Huffman, y Blatter se acercó a esta última diciéndole: "Marta, qué alegría verte. Eres la mejor, la mejor!". Es decir, Blatter confundió a la estadounidense Sara Huffman con la brasileña morenísima Marta da Silva. Recordemos que da Silva ha ganado el Balón de Oro en cinco ocasiones (2006-2010) y ha sido nominada en otras cuatro (2005, 2011, 2012,2014), así que presumiblemente era, por lo menos, la novena vez que se veían (Blatter es presidente de la FIFA desde 1998). Tiempo suficiente para memorizar los rasgos de su cara o, al menos, el color de su tez.
Es innegable que el fútbol masculino y el fútbol femenino no son equiparables, pero los únicos motivos residen en las diferencias de ingresos económicos que generan cada uno y la mentalidad de quienes dirigen los organismos rectores. El propio Blatter reconoció en 2011 que " el fútbol es muy machista. Resulta difícil que las mujeres entren en el juego". Y si estas declaraciones pudieran considerarse más bien francas -en lugar de retrógradas-, me gustaría destacar que ese mismo año el presidente de la FIFA también dijo que " para aumentar la popularidad del fútbol femenino deberíamos permitir que las mujeres jueguen con ropas más femeninas, como lo hacen el voleibol". Por si quedase alguna duda respecto a la cosificación de la mujer que pretende Blatter, aquel comunicado se cerró con una aportación estelar: " con pantalones ajustados las mujeres están más guapas ". ¡Eso sí que es apoyar el deporte femenino!
El próximo mayo se celebran elecciones en la FIFA y el candidato David Ginola, exfutbolista francés, expresó la semana pasada ante la BBC que quería "que las mujeres fueran tratadas igual que los hombres en el mundo del fútbol", por lo que una gran idea sería crear un espectáculo global. Para ello, Ginola propuso que el Mundial femenino se disputase inmediatamente después del Mundial masculino y en el mismo país, para así poder utilizar los mismos estadios en ambas categorías. Esperemos que haya vientos de cambio en la FIFA, porque con mentalidades como la de Blatter el fútbol femenino no tiene mucha pinta de seguir desarrollándose.