No fue una cifra muy esperanzadora, pero los dirigentes del sello vieron algo en los incipientes Nirvana, pues incluyeron en el contrato una opción sobre la banda por uno o dos años más, a razón de 12.000 y 24.000 euros, respectivamente, si la cosa funcionaba.
Bleach se grabó entre diciembre de 1988 y enero de 1989 en el estudio Reciprocal Recording de Seattle, con el productor Jack Endino a los mandos, que les cobró 600 dólares por 30 horas de grabación (pagados por el entonces guitarrista Jason Everman). Y mientras la banda descargaba toda la rabia que terminaría cambiando el rumbo de la música, el 'hair metal' arrasaba con todo gracias a Guns n' Roses, Mötley Crue, Bon Jovi y tantos otros.
Nadie se imaginaba lo que estaba a la vuelta de la esquina con el cambio de década y que todo mutaría súbitamente.
Bleach funcionó razonablemente y logró buenas palabras de la crítica especializada, al tiempo que Nirvana comenzaba a tocar con asiduidad por todo Estados Unidos. Los chavales de la pujante nueva generación ya vislumbraban algo en ellos. La venta del álbum se disparó tras la llegada de Nevermind y, sobre todo, la muerte de Cobain.
Durante su período de vida natural (esto es, antes del lanzamiento del segundo disco), Bleach despachó unas 40.000 copias. Pero claro, estas cantidades se dispararon con su reedición tras el advenimiento de Nevermind en 1991, y después del fallecimiento, aún sin resolver, de Kurt Cobain en 1994.
El devenir de los lustros ha terminado convirtiendo a Bleach en uno de los discos de culto más exitosos de la historia, alcanzando actualmente más de 5 millones de copias vendidas en todo el mundo.
Por cierto, el álbum iba a titularse inicialmente Too Many Humans, pero terminó siendo Bleach (lejía), después de que Kurt viera un anuncio que animaba a los drogadictos a limpiar sus jeringuillas con lejía para evitar el sida.
Redacta: @AlfonsoDCC