Blessingway, una ceremonia para la futura mamá

Por Felizenbrazos

Si os digo la verdad, la primera vez que oí hablar de un Blessingway fue hace apenas dos meses, y en esa primera ocasión no me quedó muy claro de lo que hablaban. Una querida amiga, embarazada de su cuarto bebé, me invitó a que acudiese a esta ceremonia y yo acepté encantada, sin saber muy bien de que trataba.

Unas semanas antes, busqué algo de información y me pareció todo un poco “místico”, confieso que esto de los rituales no va mucho conmigo, así que estaba bastante escéptica al respecto. Por ese motivo, porque veo que no hay mucha información disponible, os voy a contar de primera mano cómo fue el Blessingway de Gabi.

El Blessingway es un antiguo Rito Navajo creado para apoyar espiritualmente a la madre y para empoderarla en su viaje al parto y maternidad. Muchas futuras madres prefieren esta ceremonia al tan extendido Baby Shower, donde todo se centra en los regalos para el futuro bebé, dejando un poco de lado a la madre.

Blessingway significa “bendición del camino” y los indios navajos celebraban este ritual para ofrecer amor en distintas etapas de la vida, no sólo en el embarazo, también en el paso de las niñas hacia la pubertad.

“Durante una de estas ceremonias, escucharemos oraciones que tienen que ver con la creación, la armonía, la curación y la paz. Es una ceremonia que lleva inherente un respeto a la naturaleza, al espíritu y a la vida misma. La madre, rodeada de mujeres que son importantes para ella, vivirá un ritual maravilloso, emotivo, mágico y muy especial.” Información facilitada por @blessingway

Antes de llegar al Blessingway de Gabi, se nos pidió que llevásemos una flor fresca, una cuenta para hacer un collar y un objeto con un significado especial para nosotras. Decir que, en este tipo de ceremonias, sólo se permite la presencia de mujeres, es un acto por y para nosotras.

Durante el blessingway, se creó un espacio ritual especial. Un ambiente cálido y acogedor, con música suave, velas. Nos sentamos todas en círculo alrededor de la madre.

Una por una, fuimos diciéndole a Gabi porqué estábamos allí, para apoyarla, acompañarla conscientemente en este embarazo, para hacerla sentir fuerte, poderosa, capaz, feliz. Durante la ceremonia, repetimos un mantra en varias ocasiones.

Con un hilo rojo, que nos fuimos atando cada una a la muñeca, recreamos la fuerza de la unión de las mujeres.  Todas hablamos de los miedos de la maternidad, de nuestros propios fantasmas y enterramos simbólicamente esos pensamientos negativos junto con unas semillas de una planta que crecerá fuerte y sana.

Con nuestras flores creamos un cuadro, con las cuentas, un collar que la madre portará con cariño hasta el final del embarazo. Todas nos sinceramos, nos relajamos, acompañamos física y mentalmente a esta futura madre, despojándola de sus dudas, haciéndola consciente de la fuerza que tiene, de lo increíble que es por la vida que lleva dentro.

Antes de terminar el ritual, compartimos comida y una infusión. Salimos de allí renovadas, relajadas. Sé que para la madre fue un momento inspirador, de relajación, de conexión con el resto de las mujeres, un momento lleno de cariño, de intimidad, una experiencia renovadora.

Todas nos llevamos ese hilo rojo que nos unió durante la ceremonia, un hilo que mantendremos en la muñeca hasta el momento del parto de Gabi. Cuando llegue el momento, Gabi nos avisará a todas y encenderemos una vela roja, que también trajimos de la celebración, como forma de mantenernos unidas, de demostrarle que estamos juntas, como forma de transmitir esa fuerza para el momento que está a punto de vivir. Encenderemos la vela para iluminar a la madre en el momento del parto, para que ella se sienta acompañada por este círculo de mujeres que se creó.

Ciertamente, salí de allí con un buen sabor de boca. Me pareció una experiencia muy bonita, un momento íntimo entre varias mujeres. Pude ver a Gabi completamente relajada (tener 3 niños pequeños en casa todo el día creo que no deja mucho tiempo de relax) y feliz de haber estado acompañada esa tarde. Toda la ceremonia no habría podido llevarse a cabo sin la ayuda de Anel y Anitta, dos mujeres maravillosas, que transmitían calma y energía por todos lados. Ellas son las artífices del Blesingway, y espero que tengan un gran futuro.