Hace unos meses empecé un Postgrado de Comunicación Gastronómica y Enológica, con la voluntad de mejorar no solo en mi trabajo sino en algunos aspectos del blog.
Desde entonces no he parado de escuchar quejas de profesionales del periodismo dirigidas a personas que, como yo, han decidido crear su propio blog. Quejas que incluso provienen de alguno de los ponentes del curso, que ni tan siquiera se han interesado por conocer la audiencia a la que se están dirigiendo, cosa que sorprende en un profesional de la comunicación.
Nos tildan de pesebristas, de intrusistas 'chachareros', como aparecía publicado hace unos días en el blog profesional 7Caníbales, con los que siento no estar de acuerdo, a pesar de que admiro su labor en comunicación gastroenológica desde hace años.
En pocas palabras. ¡¡¡somos la peste!!!
Pero la realidad no es otra que ha cambiado la forma de comunicarse. Las redes sociales y los blogs personales están dando voz a los usuarios, mejor o peor preparados para comunicar, pero igual de válidos a la hora de opinar. Porque en un estado democrático, donde existe la libertad de expresión, todos tenemos derecho a opinar.
Si bien es cierto, son los departamentos y agencias de comunicación las que han de saber administrar la información, utilizando diferentes mecanismos y mensajes para dirigirse a cada una de sus audiencias. Son ellos los que tienen el poder de comunicar cuando toca y de la forma que toca para cada grupo de interés, sea periodista especializado (prensa escrita o online), blogger 'chacharero' o usuario sin más.