Como rastreadora de sangre, Liv es extremadamente poderosa. Y en un mundo donde el poder es un artículo que podría hacer que te maten, Liv ha aprendido a sobrevivir según sus propias reglas.
Regla número uno: no confiar en nadie.
Pero cuando la hija de un amigo desaparece, Liv está unida por un potente juramento mágico. No puede descansar hasta que la niña esté a salvo.
Y eso significa confiar en su peligroso ex, Cam.
Una siniestra profecía dice que Cam y ella supondrán la muerte del otro, pero está harta de ser una esclava del destino. Está lista para enfrentarse a las fuerzas que controlan su mundo a su propio juego.