Bloodlines de Richelle Mead

Publicado el 22 febrero 2012 por Rusta @RustaDevoradora

Editorial: Razorbill
Páginas: 432
ISBN: 9780141337111
Precio: 7 €
En inglés. Sin traducción al castellano.
Bloodlines es el nombre del spin-off de Vampire Academy, o lo que es lo mismo, una saga ambientada en el mismo mundo de humanos y vampiros en una época inmediatamente posterior a lo acontecido en esa primera etapa. Esta nueva serie está narrada por Sydney Sage, la amiga alquimista de Rose Hathaway, y la mayor parte de sus protagonistas han cambiado. Normalmente aborrezco las continuaciones hechas para estirar el tirón (ha ocurrido con tantos libros: Cazadores de sombras, Medianoche, Eternidad…), pero Richelle Mead supera con creces a la mayoría de autores de este género y en cuanto conocí la publicación de Bloodlines supe que esta historia también valdría la pena. ¿Queréis saber qué me ha parecido? Seguid leyendo.

Sinopsis

Atención: contiene spoilers de Last sacrifice, el final de Vampire Academy.
Entre los alquimistas se palpa un ambiente tenso: deben escoger a una chica para proteger a la hermana de la reina moroi en su nuevo destino, pero por alguna extraña razón prefieren llevar a una joven inexperta que a su hermana mayor, Sydney, mucho más curtida en estos asuntos. Sin embargo, Sydney logra convencerlos y parte rumbo al colegio humano en el que Jill, Eddie y ella se camuflan entre el resto de los alumnos. A poca distancia vive Adrian, que se cura de las heridas de Rose mientras vigila que todo vaya bien con Jill. 
Sin embargo, a la chica moroi le ocurre algo. A pesar de contar con la protección de Eddie, se muestra rara, insegura; antes de llegar a la escuela la atacaron y Sydney desconoce exactamente cómo pasó todo. Las dos comparten habitación y se llevan bien, pero entre el comportamiento extraño de una y los prejuicios hacia los vampiros de la otra, su relación dista mucho de parecerse a una amistad. Así, la vida de Sydney transcurre entre clases de asignaturas que ya ha estudiado, compañeros humanos con aficiones peculiares y un superior con ganas de sacarla de ahí. Pero incluso en medio de esta monotonía aparente hay peligros que la acechan…

Comentario personal

Richelle Mead lo tenía difícil. Vampire Academy dejó el listón tan alto y Rose Hathaway era una protagonista tan carismática que todos los fans teníamos dudas acerca de la conveniencia de Sydney como nueva heroína. No obstante, tras leer Bloodlines esos temores han desaparecido: el libro está francamente bien y Sydney no tiene nada que envidiar a Rose. A diferencia de otras historias que básicamente se dedican a estirar el hilo de lo que un día funcionó, esta novela no es repetitiva ni alarga demasiado las escenas (al contrario, todas las páginas están aprovechadísimas). Vampire Academy era superior a la media, y Bloodlines también.
Pero empecemos por el principio: el personaje principal y narradora en primera persona. Sydney es una chica inteligente, atenta y valiente, pero terrible para las relaciones que van más allá de la amistad. Además, siente verdadero pavor por los vampiros y sus poderes (como sabéis quienes habéis leído Vampire Academy, las criaturas de este mundo tienen una habilidad relacionada con un elemento). No he echado de menos que no supiera luchar, puesto que posee otras capacidades que la involucran en los sucesos de una forma tan entretenida como sucedía con Rose. En definitiva, me ha caído estupendamente y pienso que a la larga incluso me puede llegar a gustar más que la antigua estrella porque me identifico bastante con ella.
El resto del elenco también está genial, Richelle Mead tiene un don para caracterizar a la perfección con pocas palabras. Así, llegamos a conocer muy bien, no solo a Sydney, sino a Jill y todos los secundarios. A propósito de Jill, preveo que sus quince añitos le van a costar más de una crítica por ingenua, pero qué queréis que os diga, a mí me resulta un comportamiento creíble para alguien de su edad y a pesar de todo me ha inspirado simpatía. En cuanto a Eddie, siento que todavía se puede profundizar más en él, la propia narradora necesita conocerlo más. Y Adrian, ¡qué decir de Adrian!, hasta con mal de amores me encanta.
Hablando de esto, quiero elogiar un aspecto que me encanta de todos los libros de la autora y que a menudo siento que se pasa por alto en las reseñas: por mucho que el contexto vampírico parezca frívolo y poco interesante, no se olvidan las cuestiones humanas y el trato entre los personajes está realmente cuidado (no solo en el ámbito amoroso), por ejemplo, con los asuntos siguientes: lo difícil que es para alguien como Sydney hacerse amiga de una vampira, lo mucho que marcó la muerte de Mason a Eddie, las tonterías que se hacen en la adolescencia… Muchos temas presentes en todos los capítulos que merecen un aplauso pese a no contar con tanta importancia como las escenas de acción.
De hecho, las tramas de aventuras están bien, tienen misterio, se alternan bien los hilos para mantener la intriga… Sin embargo, son bastante más light que las que los últimos libros de Vampire Academy y en algunos detalles pecan de previsibles, aunque aun así siguen estando muy por encima de lo que se publica en este género. Estoy segura de que en las siguientes partes conseguirá emocionarnos tanto como en el final de Bendecida por la sombra e impactarnos como en Blood promise; no se me olvida que la primera novela de Vampire Academy también fue la más floja de su serie (y aun así, repito, es una maravilla al lado de lo demás).
Por otro lado, es digno de mención el hecho de que este mundo vampírico todavía tiene más posibilidades: los conflictos planteados no suenan a repetición de lo anterior y de veras he llegado a sentir que este spin-off hacía mucha falta. La historia desde el punto de vista de una alquimista da mucho de sí, pero no solo eso, sino que entre los moroi y los dhampir todavía quedan muchos temas que tratar, y con la perspectiva de una chica humana que convive con vampiros se abarca todo. Los descubrimientos que se hacen en Bloodlines no tienen desperdicio, os lo aseguro.
Y todo ello, sin perder el estilo fresco, ágil y adictivo de la autora, esta gran escritora de fantasía urbana. La obra está aderezada con sus toques de humor característicos (sí, incluso con una narradora seria y fría), es Richelle Mead en esencia. No me cansaré de elogiar su prosa: no utiliza un lenguaje poético ni adorna los textos con florituras, pero escribir como ella también tiene muchísimo mérito. Las páginas pasan volando, nunca perdí el interés por el relato y día a día crece mi admiración por la enorme cantidad de cuestiones que trata (de forma directa o indirecta) sin necesidad de soltar parrafadas. Qué pena que en España no funcione tan bien como en Estados Unidos, qué pena.
Para terminar, el final me dejó con ganas de más: se plantean que van más allá de lo que teníamos en Vampire Academy, así que nos queda Bloodlines para rato. Por cierto, hay incorporaciones estelares en el último capítulo que prometen y mucho (solo os avanzo que recupera material de antes, ¡jo, jo, jo!), así que espero con ansias la publicación del segundo volumen, The Golden Lily, el próximo mes de junio. ¡Qué duro es no tener ya los seis libros para devorarlos del tirón!

Conclusión

Richelle Mead

Dado que Bloodlines es el spin-off de Vampire Academy, en esta opinión me dirijo principalmente a los que habéis disfrutado de esta saga: Richelle Mead sigue en su línea y no defrauda, de modo que no os lo podéis perder. Sydney como protagonista está genial, se abren nuevas tramas y el estilo resulta tan ameno como de costumbre; ojalá llegue a traducirse al castellano, aunque con lo que se está haciendo esperar Blood promise no tengo muchas esperanzas. A los demás, herejes que todavía no habéis caído en las redes de esta autora, os animo encarecidamente a descubrirla con Vampire Academy. Si os gustan este tipo de libros, esta serie es de lectura obligada (os lo dice una lectora que se ha tragado muchos bodrios).
Ay, con estos vampiros sí que me perdería…
Mi valoración: 8,5/10