Thomas (David Hemmings) es un fotógrafo de modas que se mueve en el ambiente del Londres sesentero. Un día en la plaza, toma por casualidad una serie de fotos de una mujer (Vanessa Redgrave) con un hombre. Al descubrirlo, la chica intenta recuperar el negativo, lo que puede tener una razón bastante oscura: en el revelado, Thomas atisba en las copias lo que pueden ser las imágenes de un crimen.
A mediados de los sesenta, el director Michelangelo Antonioni rodó en Londres su novena película, la primera fuera de Italia y la primera íntegramente hablada en inglés. El guión, el cual escribió junto al también director Tonino Guerra y a Edward Bond, quien le ayudó a escribir los diálogos en inglés, era una adaptación libre de la historia corta del escritor Julio Cortázar titulada, “Las babas del Diablo”. Si bien el relato de Cortázar se desarrollaba en París, la historia se trasladó a Londres debido al expreso deseo de Antonioni y a algunas necesidades de la producción. Tras asistir en Londres al rodaje del film “Modesty Blaise” (1966), del director Joseph Losey, el realizador italiano decidió que en esa ciudad se filmaría “Blow-Up” por varias razones. Según el mismo Antonioni, “el protagonista es un hombre que ha optado por la nueva mentalidad que se creó con la revolución de la vida, de la ropa, de la moral en Gran Bretaña, sobre todo entre jóvenes artistas, publicistas, estilistas o entre los músicos que formaban parte del movimiento Pop”. Por otro lado, la elección de Londres también estaba motivada por el deseo del director de contar con un escenario con un cielo gris, algo que se repitió en gran parte de su filmografía .
Como se menciona en la sinopsis, la trama gira en torno al posible descubrimiento de un asesinato por parte de un joven y exitoso fotógrafo londinense. Sin embargo, esta no es más que una ingeniosa excusa que utiliza Antonioni para abordar una amplia gama de descripciones culturales y sociales que predominaban en el llamado “Swinging London” de los sesenta, además de exponer su particular mirada sobre la percepción de lo real, el consumismo, la alienación por las modas, la automatización de los individuos, y la manipulación de la concepción del valor de las cosas. El protagonista se mueve en un mundo que se guía por las apariencias, lo que lo lleva a cuestionarse si lo que él logra percibir en las fotografías es real o sólo es producto de su imaginación. Cada ampliación de las fotografías que Thomas tomó en el parque, en teoría nos van revelando pequeñas piezas de lo que parece ser un enigma policial. Sin embargo, dichas piezas solo adquieren sentido una vez que las imágenes de las fotografías son casi irreconocibles y se ha perdido la noción de mimesis de la realidad.
Cuando Thomas intenta explicarle a sus cercanos sus sospechas de que alguien ha sido asesinado en el parque, este sólo se encuentra con la incomprensión y el desinterés de un par de personas que no logran entender sus motivaciones ni su accionar. El protagonista es un personaje errático, lo que impide que el resto de los personajes y el mismo espectador puedan descifrar del todo su forma de pensar y sentir. Es en este momento cuando Thomas logra concientizarse de que la realidad presenta elementos que permanecen invisibles al ojo humano y al lente de una cámara. El concepto de realidad varía de persona en persona y no necesariamente sigue los parámetros impuestos por la sociedad. Por otro lado, como ya había mencionado anteriormente, Antonioni aprovecha de plantear otros temas de carácter más sociológico como la alienación juvenil, la cual retrata en la famosa escena del concierto de The Yardbirds, la soledad conyugal e incluso la afiliación colectiva, que queda explicitada en la escena de la huelga. Al mismo tiempo el director realiza un retrato de la impulsividad y el consumismo reinante en la sociedad, tanto en la secuencia del concierto como en la que Thomas compra una enorme hélice en una tienda de antigüedades, la cual finalmente no sirve para nada. Aparentemente Antonioni deseaba mostrar lo efímero de lo material y del paso del tiempo.
La cruda descripción que Antonioni realiza de la decadente juventud londinense de la época causó una gran controversia cuando la cinta fue estrenada. Si bien se habla sin tapujos acerca del uso de diversas drogas, la escena más criticada fue aquella en la que Thomas participa en una orgía con un par de jóvenes que aspiran a convertirse en modelos. Pese a esto, la cinta no sólo se convirtió en la producción más exitosa a nivel comercial de la carrera del director, sino que además fue galardonada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes, y recibió dos nominaciones al Oscar, una al mejor director y otra al mejor guión. A través de los años han sido varios los críticos que han intentando descifrar bajo sus propios términos el rompecabezas que Antonioni propone en “Blow-Up”. Mientras que algunos señalan que es una alegoría de la realidad versus la ilusión, otros apuntan que es un discurso acerca de la decadencia y la falta de relaciones significativas en la sociedad moderna, o la opinión del director acerca de cuál es el rol del artista en el mundo. A mi gusto todas estas interpretaciones son correctas y pueden coexistir sin problemas en una cinta que está abierta a múltiples interpretaciones. Si bien hoy en día “Blow-Up” es considerado como un film pretensioso y difícil de digerir, que engatusa al espectador con una trama de misterio la cual no culmina con una respuesta concreta sino con una más bien filosófica, la verdad es que es un clásico injustamente odiado cuyos méritos merecen un mayor reconocimiento.
por Fantomas.