Hacia las ocho y media de la tarde del viernes, cuando las puertas del Territorios Sevilla 2012 acababan de abrir, en uno de los escenarios (Cadena Ser) se aglomeraba un tímido grupo de rockeros con una media de edad que rondaba la treintena. Todos esperaban la actuación de Lolo Ortega. El sevillano se mostró, en un principio, frío y despegado hacia el público. Nada más allá del buenas noches, varios gracias y un “ojú qué arte” (sic). La música se encargaría de caldear el ambiente. Y no era para menos.
Aquello sonaba a puro blues de músico de tez morena y rock and roll de Cadillac y chupa de cuero. Lolo Ortega maltrataba la guitarra, la punteaba hasta la saciedad y la dejaba caer hacia el ritmo acompasado y lento de una batería apenas inmutable. Una y otra vez. Una armonía digna de cualquier gran artista de antepasados emigrantes que sobrevive en los barrios bajos de una perdida ciudad norteamericana.
Lejos queda 1986 y la fundación del grupo Caledonia Blues Band que generó la consistencia de Lolo Ortega como una de las bandas más importes de blues en España. Su gira por Norteamérica en 1994 y el concierto aquél año en Chicago así lo demuestran. No sería su primera formación pero, sin lugar a dudas, con la que alcanzaría más éxito. Otras quedaron atrás, como Pronóstico Reservado o La Dama Eléctrica. Grupos en los que participó a pesar de que tuvieran una vida más efímera.
Tiene toques de Raimundo Amador, con quien compartió escenario en más de una ocasión así como algunos proyectos musicales. Pero también de Jimi Hendrix y, sobre todo, de B. B. King y Stevie Ray Vaughan. A los que se acerca en demasía en su forma de crear. Tal es así, que aparte de las composiciones propias, también ha realizado versiones de los genios del blues internacional. Demostró vivacidad, rapidez y potencia en un concierto que sirvió de carta de presentación de su último trabajo ‘Mr. Bluesman’. Un trabajo compuesto a la mitad por canciones propias y la otra mitad por versiones.
Se equivocan los que piensen que el blues es para cantarlo en inglés. Ortega exprime al máximo un idioma que se le queda corto y es capaz de entonar estrofas desgarradoras que revierten en éxitos nacionales de los ochenta y principios de los noventa. Quizás queden algunos remilgos de su colaboración en ‘Échate un cantecito’ de Kiko Veneno y la coautoría de Lobo López. Los allí presentes, tras presenciar largos segundos de protagonismo instrumental, esperaban una historia de tiempos dificiles en lengua anglosajona que sorprendió a muchos con un “tú para mí eres lo más grande” que no necesitó ser cogido con pinza para sostenerse.
Un concierto de algo más de una hora colmado de ritmo y movimiento de caderas en el que hubo tiempo para cerrar los ojos y disfrutar del acento del platillo y el coprotagonismo del bajo, pero también para lanzarse a la locura propia del rockabilly. Para quien no tuviera oportunidad de verlo o se anime a volver a verlo, actúa el próximo sábado 26 de mayo en el Festival Radiópolis en el Parque del Alamillo junto a un amplio cartel de artistas.
Puedes ver más fotografías de la actuación de Lolo Ortega en nuestro Flickr.
Juanjo Sánchez
Filed under: Música