Ya he hablado aquí de Chuck Berry o Fats Domino y la indispensabilidad de los negros en el Rock and Roll. Y fui injusto, porque antes de ellos, o mejor, a la vez, debería haber hablado del gran francés negro, como él se llamaba, Bo Diddley, el hombre que encarna la historia del Blues en sus carnes y de uno de los primeros junto al también sureño Domino, que comenzó a tocar el blues con un ritmo balanceante (rocking). Como el Blues, Bo Diddley nació en una plantación del sur de los Estados Unidos, concretamente en Mississippi (por eso su afrancesamiento), junto a la frontera con el actual estado de Louisiana. Pero fue en sus primeros años que, como el blues, emigra a Chicago. Y será en esa ciudad donde agarre, además del violín, la guitarra y la haga eléctrica y la saque a las esquinas de las calles de la ciudad de Illinois, . De hecho, Bo Diddley es conocido por la creación de su propia guitarra eléctrica, cuadrada, artesanal, con la que se hizo famoso por todo el mundo.Sus canciones parten del blues que siempre conoció y se sumergen en la industrial Chicago, electrificándose, vaporizándose, tornándose un torbellino machacante e intensamente rítmico que, por ser muy ligado a lo antiguo, se granjeó la enemistad de los modernos productores de espectáculos, reduciéndolo a un rockero marginal o un bluesman extraño. Sin embargo, el tiempo lo pondría en su lugar en el mundo de la música ligera moderna (qué maravilla de expresión), puesto que ya sus propios contemporáneos, en especial Buddy Holly, adaptarían y poularizarían sus versiones. Aunque serían los posteriores los que rescatarían y convertirían en arte las primeras composiciones del autor que hoy nos ocupa: Los Rolling Stones (a los que alguien, algún día, debería darles un Pulitzer por la labor recopilatoria de viejos temas del blues rural americano y de olvidados músicos estadounidenses), Led Zeppelin, Jimi Hendrix o Eric Clapton usaron y abusaron de su repertorio, acercándolo nuevamente al público.Y yo, como buenamente puedo, os lo pongo hoy. Porque se necesita para moverser y para sentir algo, un cierto ritmo dominguero. Un Blues y un Rock, para que no os quejéis.
Ya he hablado aquí de Chuck Berry o Fats Domino y la indispensabilidad de los negros en el Rock and Roll. Y fui injusto, porque antes de ellos, o mejor, a la vez, debería haber hablado del gran francés negro, como él se llamaba, Bo Diddley, el hombre que encarna la historia del Blues en sus carnes y de uno de los primeros junto al también sureño Domino, que comenzó a tocar el blues con un ritmo balanceante (rocking). Como el Blues, Bo Diddley nació en una plantación del sur de los Estados Unidos, concretamente en Mississippi (por eso su afrancesamiento), junto a la frontera con el actual estado de Louisiana. Pero fue en sus primeros años que, como el blues, emigra a Chicago. Y será en esa ciudad donde agarre, además del violín, la guitarra y la haga eléctrica y la saque a las esquinas de las calles de la ciudad de Illinois, . De hecho, Bo Diddley es conocido por la creación de su propia guitarra eléctrica, cuadrada, artesanal, con la que se hizo famoso por todo el mundo.Sus canciones parten del blues que siempre conoció y se sumergen en la industrial Chicago, electrificándose, vaporizándose, tornándose un torbellino machacante e intensamente rítmico que, por ser muy ligado a lo antiguo, se granjeó la enemistad de los modernos productores de espectáculos, reduciéndolo a un rockero marginal o un bluesman extraño. Sin embargo, el tiempo lo pondría en su lugar en el mundo de la música ligera moderna (qué maravilla de expresión), puesto que ya sus propios contemporáneos, en especial Buddy Holly, adaptarían y poularizarían sus versiones. Aunque serían los posteriores los que rescatarían y convertirían en arte las primeras composiciones del autor que hoy nos ocupa: Los Rolling Stones (a los que alguien, algún día, debería darles un Pulitzer por la labor recopilatoria de viejos temas del blues rural americano y de olvidados músicos estadounidenses), Led Zeppelin, Jimi Hendrix o Eric Clapton usaron y abusaron de su repertorio, acercándolo nuevamente al público.Y yo, como buenamente puedo, os lo pongo hoy. Porque se necesita para moverser y para sentir algo, un cierto ritmo dominguero. Un Blues y un Rock, para que no os quejéis.