Poesía al viento
En 1963 lanzó al viento una nueva poesía, la eterna canción Blowin’ in the Wind, donde cuestiona la sociedad y la política de la época en su primera composición anti bélica:
Cuántos caminos debe recorrer un hombre, antes de que le llames “hombre”. Cuántos mares debe surcar una blanca paloma, antes de dormir en la arena. Cuántas veces deben volar las balas de cañón, antes de ser prohibidas para siempre. La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
En el mismo álbum está la canción “Oxford Town”, por ejemplo, refleja de forma irónica la matriculación del primer negro en entrar en la Universidad de Misisipi, James Meredith, activista de los derechos civiles que terminó la carrera pese a un atentado con arma de fuego y a los disturbios que ocasionó su ingreso en la universidad.
Bajó a la ciudad de Oxford. Armas de fuego y palos. Lo siguieron por toda la ciudad porque su rostro era de color marrón. Mejor conseguirlo lejos de la ciudad de Oxford.
Los tiempos están cambiando
Aunque los motivos de la composición y la intención de esta mensaje parece que siguen muy difusos, a buen entendedor, es suficiente: al respecto el propio Dylan afirmaba “…no es una declaración … es un sentimiento”. Tal vez inventó así la canción protesta, con fuerte contenido social, junto a otros autores de la época como Joan Baez, Pete Seeger o Woody Guthrie.
Reuníos a mi alrededor gente, por donde quiera que vaguéis, y admitid que las aguas de vuestro alrededor han crecido, y aceptad que pronto estaréis calados hasta los huesos.
Si el tiempo es para vosotros algo que merece la pena conservar, entonces mejor que empecéis a nadar, u os hundiréis como una piedra, porque los tiempos están cambiando.
Vamos, escritores y críticos, que profetizáis con vuestras plumas, mantened los ojos abiertos, la oportunidad no se repetirá. Y no habléis demasiado pronto, porque la ruleta todavía está girando.
Y nadie puede decir quién es el designado. Porque el ahora perdedor, será el que gane después. Porque los tiempos están cambiando.
Vamos, senadores y congresistas, por favor presten atención a la llamada. No se queden en la puerta, no bloqueen la entrada. Porque el que salga herido, será el que se quedó atascado.
Hay una batalla ahí fuera, y es atroz. Pronto sacudirá vuestras ventanas, y hará vibrar vuestras paredes, porque los tiempos están cambiando.
Vamos, madres y padres de toda la tierra, y no critiquéis lo que no podéis entender. Vuestros hijos e hijas están más allá de vuestro dominio. Vuestro viejo camino está envejeciendo rápidamente.
Por favor, salid del nuevo si no podéis echar una mano, porque los tiempos están cambiando. La línea está trazada, la maldición lanzada. El que ahora es lento, luego será rápido. Como el presente será luego pasado.
El orden está destiñéndose rápidamente. Y el que ahora es el primero, será después el último, porque los tiempos están cambiando.
Si Dylan con esta letra fue o no el hombre de se época y el guía espiritual de aquella generación no es algo que podamos discutir. Lo que sí parece claro a raíz de sus biografías y documentales es que Dylan nunca jamás se comportó como un divo ni explotó su faceta de personaje influyente, más allá de pequeños gestos de rechazo o provocación en algunos medios de la época.
Para indagar en esta parte de su personalidad no está de más mencionar lo ocurrido en el festival de Woodstock del 69. Bob Dylan, quien casualmente vivía en el mismo Woodstock, declinó asistir al festival ya que se encontraba en un largo retiro tras un accidente de moto y estaba molesto por el acoso de los hippies a su casa reclamándole como a un gurú. Algunos de ellos portaban carteles preguntando dónde estaba, como aparece en el documental Woodstock, 3 días de Paz y Música. Él quería ser ajeno al reclamo popular, no quería asumir el papel que sus letras y su público le estaban otorgando.
Próximo capítulo: Bob Dylan espiritual (2)
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