Boca Jrs 2 - Universidad de Chile 0
Si buscamos un equipo que en los últimos años tuvo regularidad en la Copa Libertadores, el primero que se nos viene a la mente es Boca. Campeón 2000, 01, 03 y 07; cuartos de final en 2002 y 05, subcampeón en 2004, no clasificó en el 2006, semifinal en 2008 y octavos de final en 2009. El Xeneize sabe de jugar la Copa, no por nada se habla de su mística copera. Y hoy volvió a sacar chapa de ella. Porque todos hablaban del vistoso juego de la Universidad de Chile, pero el destacado en una noche de Bombonera repleta y encendida fue el local. Redujo a su rival hasta el punto de que éste apenas pudo amagar con alguna contra. Y se llevó la primera semifinal, con un buen resultado y la tranquilidad de no sufrir goles en su propia casa.
El Xeneize no iba a especular en esta instancia, y salió decidido a buscar el gol tempranero, ese que frena en seco la expectativa del rival y lo obliga a cuidarse. Y lo consiguió. A los 16 minutos, Mouche desbordó por la derecha, la perdió, la peleó, la recuperó y envió un centro para que el Pelado Silva, con una media vuelta, pusiera el 1 a 0. Boca se ponía arriba rápido, y se mostraba agresivo frente a un rival apagado.
Luego del gol, el Xeneize fue de más a menos hasta el final de la primera mitad. Si bien dominó el juego hasta el entretiempo, los últimos minutos comenzó a mostrar signos de cansancio y cedió terreno para el conjunto dirigido por Sampaoli. De todas formas, Boca tuvo la posibilidad de aumentar su ventaja en varias oportunidades, pero no supo aprovecharlas.
El conjunto chileno, por su parte, amagó con algunas contras de Fernandes y Díaz, pero nunca fue incisivo en las contras y se resignó a defenderse ante el ataque constante del equipo dirigido por Falcioni. La falta de acierto del local fue el principal problema de la primera mitad, ya que Boca podría haberse ido al descanso con un 2 o 3 a 0 y mucha más tranquilidad.
Para la segunda etapa, la U de Chile no arriesgaría y trataría de mantener el resultado, que no parecía tan malo. Pero ese fue su error. Boca no cesó de atacar, y continuó agrandandose en la cancha y demostrando que de local es un equipo más que temible. El marco imponente de La Bombonera intimidó al rival, que no supo como reaccionar ante la combinación entre los gritos de la hinchada y el juego contundente del Xeneize.
El equipo capitaneado por Riquelme buscó rápidamente aumentar su ventaja. A los 49, Mouche desperdició una chance inmejorable. Sólo frente al arco, remató muy por arriba.
A los 55, Erviti recibió de Román, se abrió hacía la izquierda y remató, pero Herrera dio rebote, y llegó Sánchez Miño desde atrás para poner el 2 a 0 y causar delirio en las tribunas.
Una de las pocas chances que se dieron luego del gol fue un córner de Román a los 65. El 10 lo tiró olímpico, pero Herrera reaccionó bien y rechazó con los puños. Hasta el final del partido, todo fue manejado por Boca, que reguló el juego y bajo la intensidad.
Finalmente, Boca volvió a demostrar que, en la Copa Libertadores, no se achica ante nadie. Boca sacó esa mística copera que tanto vende, de la cual tanto se habla y que muchos niegan. Boca dijo “acá está, ésta es la mística”. Boca se metió una semifinal en el bolsillo, y se va a Chile perfilado para clasificar a la final. Depende solamente de ellos.