Son los políticos, mas que los policías, los que carecen de respeto al ciudadano y los que han aprendido a meter la mano en el bolsillo del contribuyente sin un ápice de decencia y sentido democrático. Los policías son simples empleados que se terminan impregnándose y copiando el espíritu depredador y corrupto que domina la política española.
Ayer mismo, el comisario europeo de economía, Oli Rehm, lanzó un dardo terrible contra la línea de flotación del gobierno de Rajoy al afirmar que "hay gobiernos que suben impuestos en vez de recortar el gasto".