Bodas y divorcios

Por Siempreenmedio @Siempreblog

6 julio 2014 por paushada

Cada vez nos casamos menos. Igual tiene que ver con la crisis, aunque sinceramente yo creo que está más relacionado con que somos más conscientes de lo que supone, no ya el matrimonio, sino las consecuencias del mismo.

No dejo de ver a mi alrededor a parejas que se separan y pasan por un verdadero calvario en el proceso y tras el divorcio. Parejas que se hacen la vida imposible, que se tratan como si fuesen desconocidos (ojalá en algunos casos la cosa quedara en eso) o que utilizan a los hijos como armas arrojadizas para hacerse daño. Parejas que no terminan de superar una dependencia que nada tiene que ver con el amor. Parejas que son incapaces de entender que, antes de ser dos, eran uno y que es perfectamente posible vivir sin ataduras.

El matrimonio, lejos de ser aquel estado idílico que nos vendían como contrato sólido para asegurar una pensión o la situación de legalidad de la progenie (hay otra fórmulas) se ha convertido en muchos casos en una prisión de la que es muy difícil salir airoso. Cierto que puede haber desventajas legales en una convivencia sin papeles, pero también es verdad que algunas de las consecuencias del simple hecho de haber estado casado son enormemente injustas.