Horror corporal en literatura Su piel amarillenta apenas cubría la obra de músculos y arterias que quedaba debajo; el cabello era negro, suelto y abundante; los dientes tenían la blancura de la perla; pero estos detalles no hacían sino contrastar espantosamente con unos ojos aguanosos que parecían casi del mismo color que las órbitas blancuzcas que los alojaban, una piel apergaminada y unos labios estirados y negros. […] ¡Ah! No había mortal capaz de soportar el horror de aquel semblante. Una momia a la que dotaran nuevamente de animación no podría ser tan espantosa como aquel desdichado. [Frankenstein, Mary Shelley] El cuerpo, esa cáscara que se oxida con el tiempo, que todos perderemos cuando no seamos más que polvo. Es, sin embargo, nuestra cáscara, la que llevaremos toda la vida, nos guste o no, y por tanto cuando hablamos de literatura de terror no podemos dejarlo de lado. Hemos […]