Desde temprano se vieron las primeras personas que esperaban con ansia la apertura de las puertas para poder ingresar a la sala principal del Coloso de Villerías, media hora antes de la función las filas ya eran prolongadas. Al final, el recinto estuvo lleno en la luneta, en el primer piso, los palcos y un poco más en el balcón. Sí, hubo respuesta del público potosino… Lila vive y el público lo sabe.
La función inició tarde. Los atrevidos atribuyeron el hecho a un retraso del gobernador Juan Manuel Carreras López y sí, en cuanto llegó, las luces se apagaron y el espectáculo arrancó. Un millón de voces fue el nombre de la primera obra que presentaron. El efusivo jazz de Peggy Lee ambientó las coreografías llenas de dinamismo, gracia y precisión. “Aun en tiempos oscuros vale la pena disfrutar la vida” sostienen sus creadores respecto a la obra. “Más allá del límite del marco” dio continuidad a la función; una compleja coreografía envuelta en música electrónica.
BodyTraffic preparó lo mejor para después de la pausa; “Moradas frágiles” y “O2Joy” fueron las obras con que cerró la función. La primera de ellas, una explosión minimalista, se podría decir que era ballet puro pero resulta innegable la presencia de lo contemporáneo, un equilibrio entre el atrevimiento y la mesura, una verdadera manifestación artística. La segunda de estas, bastante cómica, drama, actuación y entretenimiento. Un poco más alejada de lo convencional pero no por eso dejó de ser buena, fusionó la danza con la actuación y el público lo agradeció frenéticamente. Los aplausos sobraron al cerrarse el telón.
Al término, tanto el secretario de Cultura, Armando Herrera Silva, como el gobernador del Estado, se dejaron ver conmocionados, a punto del éxtasis. Carreras López insistía en que este tipo de funciones resultan maravillosas, espléndidas, que habrá que trabajar más en la promoción ya que este festival es un referente a nivel internacional. Herrera Silva aseguró que Lila López estaría contenta de ver en lo que se ha convertido el festival y reconoció que falta mejorar aspectos relacionados con la difusión, la cuestión académica y los concursos complementarios que, en su momento, diseñó la misma Lila López.
El XXXVIII Festival Internacional de Danza Contemporánea Lila López inicia con el pie derecho pero en la programación también figuran compañías de las que se sabe poco (pueden salir sorpresas positivas) y algunas otras de las que se sabe mucho y de las que no existe la menor duda de que no deberían presentarse en este festival.