Un cachete suele ser un impulso de los padres, producto de la impotencia, la falta de control, o el cansancio ante las rabietas de los niños. Lo que ellos no saben es que hacer eso es una victoria nefasta en sus relaciones de ahora, mañana y siempre.Desde hace años se sabe la ineficacia de 'la bofetada a tiempo' como método educativo. Ahora unos investigadores dan un paso más gracias a un estudio de 20 años que conluye que los niños a los que se castiga físicamente se vuelven más agresivos y pueden sufrir problemas de desarrollo intelectual. El estudio publicado en la Revista de la Asociación Médica Canadiense (CMAJ, siglas en inglés) encuentra relación directa entre el castigo físico y algunas alteracciones de áreas en el cerebro vinculadas al rendimiento en pruebas de coeficiente de inteligencia.
Un cachete suele ser un impulso de los padres, producto de la impotencia, la falta de control, o el cansancio ante las rabietas de los niños. Lo que ellos no saben es que hacer eso es una victoria nefasta en sus relaciones de ahora, mañana y siempre.Desde hace años se sabe la ineficacia de 'la bofetada a tiempo' como método educativo. Ahora unos investigadores dan un paso más gracias a un estudio de 20 años que conluye que los niños a los que se castiga físicamente se vuelven más agresivos y pueden sufrir problemas de desarrollo intelectual. El estudio publicado en la Revista de la Asociación Médica Canadiense (CMAJ, siglas en inglés) encuentra relación directa entre el castigo físico y algunas alteracciones de áreas en el cerebro vinculadas al rendimiento en pruebas de coeficiente de inteligencia.