Bogotá, ciudad de emprendimientos verdes

Publicado el 03 febrero 2016 por Marketing News Marketing News @Marketingn

Por Mariana Pedraza Acevedo,

 Directora de Comunicaciones Feria Ambiental de Bogotá

Según el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), Bogotá cuenta con un 25 % de territorio urbano y un 75 % rural; posee especies endémicas (especies con características únicas de este lugar) en fauna y flora, como la tingua bogotana y la margarita de pantano; en la ciudad, dentro de la localidad de Sumapaz, se encuentran una de las reservas hídricas más importantes de Colombia y el páramo más grande del mundo, el Sumapaz; en su costra urbana se localizan dieciséis parques distritales de humedal con más de cien especies de aves, y la capital del país es calificada como una de las mejores ciudades para el uso de la bicicleta en el mundo y la mejor en Latinoamérica.

La responsabilidad ambiental toma un rumbo cada vez mejor en Bogotá; la gente se está concientizando de la importancia de cuidar el medio ambiente y de la manera en que se pueden crear acciones benéficas para el futuro de la ciudad.

La tal llamada “ola verde” está llegando a Bogotá. Ahora observamos pequeños y grandes emprendimientos, cuya base en su núcleo de negocio es ser amigables con el medio ambiente, y toman esto como un punto diferenciador para sacarle provecho y utilidad. En algunos barrios ya se encuentran aquellos Green Market, donde venden sólo comida orgánica, no usan bolsas y sus envases son reciclables o reutilizables; es aquí donde emprendimientos ciudadanos podrán crecer a medida que el consumidor adopte esta nueva tendencia a su diario vivir y comience a consumir más saludable, o bien más responsable frente al medio ambiente que lo rodea.

Bogotá se está convirtiendo poco a poco en una de las ciudades con mayores casos de emprendimientos, basados en su mayoría en tecnología e internet. Por eso nos tomamos el tiempo de encontrar aquellos emprendimientos verdes poco conocidos para la ciudadanía en general.

 Techos que dan comida

Agricultura urbana.

En Altos de Cazucá, al sur de la ciudad, un grupo de casas sobresalen de las demás; ciertos puntos verdes comienzan a romper el paisaje de la zona, en la cual difícilmente se llegan a encontrar espacios naturales.

Estos puntos no son sólo techos verdes comunes, pues además de cumplir con las funciones estéticas y ambientales, son espacios de cultivo que representan la subsistencia y seguridad alimentaria de más de 20 hogares.

En Altos de Cazuca existen barrios que carecen de los servicios mínimos de agua potable, alcantarillado e incluso alimentación; además de esto, su población en gran medida se encuentra en estado de vulnerabilidad.

Motivada por esto, Carolina Forero, estudiante de la Universidad Javeriana, hizo su tesis sobre soluciones productivas para esa zona. El resultado fue “ecotecho”, una idea que se materializó gracias al apoyo de la Fundación Catalina Muñoz.

Mediante talleres, Carolina y voluntarios de la fundación enseñaron a las personas a cultivar lechugas y rábanos en el techo de su casa, usando botellas PET de dos litros y agua lluvia recolectada en baldes.

Este proyecto, además de proveer alimentos para cada una de las familias que lo adoptaron, se ha convertido en un sustento para ellas; incluso muchos de los alimentos que se producen en su techo se venden.

Gracias a los “ecotechos” ha sido posible cambiar la realidad de estas familias, que convirtiron un proyecto de agricultura urbana en algo sostenible.

DDU

Dotamos, Diseñamos y Unificamos.

Moda verde.

Con este emprendimiento se busca cambiar los estereotipos en torno a la industria de la moda.

DDU se ha dedicado a la investigación de procesos sostenibles tanto en la producción como en las materias primas que utilizan, creando prendas inteligentes a través de procesos de nanotecnología. Mónica Fonnegra, su fundadora, es una diseñadora de modas que decidió enviar un  mensaje de sostenibilidad por medio de una industria tachada por el consumismo.

 La innovación es, sin duda alguna, la acreedora de nuevos conceptos y mercados que hay que desarrollar.

 Esto ha hecho que la organización haya ganado grandes premios, entre los cuales están finalista a Premio Innova en 2011, ganadora de Destapa Futuro de la Fundación Bavaria en el 2012 y en el 2014, merecedora del Premio Moda Responsable del Ministerio de Desarrollo Económico en 2012  y actualmente es la única microempresa dentro del portafolio sostenible de Bogotá del Ministerio de Industria y Comercio.

 Fundación El Golero

Viviendo de la basura.

Jimmy Reyes y John Ramírez, sus creadores, tienen historias de vida totalmente distintas, pero con un propósito en común: cambiar realidades por medio del reciclaje.

Un día del 2007 se encontraron, luego de que John saliera de un problema de drogadicción que lo arrastró a las calles bogotanas y en las cuales pudo sobrevivir gracias al reciclaje.

Hoy, John es el conferencista estrella de la Fundación El Golero, después de que en una ocasión Jimmy no pudiera dictar una charla y con mucho escepticismo pero sin otra opción, le pidió a John que la diera por él. La conferencia improvisada ofrecida por John fue un éxito total y generó un gran impacto en los asistentes, tanto así que logró un contrato por doce charlas más. Además, la fundación contó con tan buena suerte que uno de los asistentes fue Luis Alberto Zuleta, un  economista experto en temas de liderazgo y de desarrollo empresarial que quedó impactado con el conocimiento de John sobre el tema de reciclaje, pero aún más con la manera como lo explicaba.

Luis Alberto se convirtió en el hada madrina de la fundación y llevó a John a dictar varias conferencias en diferentes entidades e instituciones.

Actualmente, en la Fundación El Golero se ofrecen charlas, talleres y asesorías sobre el manejo y aprovechamiento de residuos, en los que se enseñan la importancia del reciclaje y el impacto que tiene en el cuidado del medio ambiente.

Bio Plaza

Mercado responsable

Es un restaurante, tienda y café de productos saludables, donde se ofrecen productos y servicios que son coherentes no sólo ambientalmente sino también en el ámbito social.

Nació en el 2002 por iniciativa de Alexander von Loebell, colombiano de origen alemán que se vinculó a la actividad ecológica en Colombia en 1999; gracias a su experiencia y a su acercamiento a los procesos bioexistentes en Europa, Von Loebell decidió crear un lugar en el que las personas pudieran hallar una opción saludable que les permitiera cuidar su salud y al mismo tiempo ser consumidores responsables.

En Bio Plaza es posible encontrar toda la gama de productos orgánicos y naturales necesarios en la vida de un consumidor verde y responsable.

Allí se puede compartir un café, pero también es posible recibir asesoría en nutrición y hasta lograr armar las vacaciones familiares de manera sostenible.

Los productos que se comercializan dentro de este espacio cuentan con “certificado de agricultura orgánica” de las certificadoras Control Union, BCS Oeko, Ceres, Ecocert, Biotrópico, FLO (Fair Trade), Rainforest Alliance, entre otras.

 Estos emprendimientos son apenas algunos de los cientos que se encuentran en la ciudad,  los cuales muestran cómo es posible ser un consumidor responsable.

La invitación es a apoyar estas iniciativas que se preocupan por ayudarnos a ser responsables ambiental y socialmente, ya que sólo así podremos migrar a un mercado sostenible.